Domingo 19 de Octubre de 2008, 13:17

Carta del Obispo a las madres

| Hoy domingo se celebrará en todos los hogares el Día de la Madre. Por tal motivo, el obispo de la diócesis de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, remitió la siguiente carta pública para quienes ejercen la vocación de dar vida.

"Ser madre es una vocación con todas las letras. Es dar vida de modo permanente. Ya en el vientre hay comunicación de vida, latidos y ternura, y con el nacimiento del hijo no termina el intercambio: recién se inicia el camino de la maternidad. Aún con todo lo que implica de entrega, esfuerzo y sacrificio, no es una carga insoportable sino oportunidad de dicha y felicidad. Hoy, que celebramos tu día, te invito a hacer memoria y volver a vivir en el corazón momentos importantes de tu maternidad. Vigilás cuando tu hijo está enfermo, entonás canciones de cuna con los brazos acalambrados, no te cansás de contar cientos de veces los mismos cuentos, secás con ternura sus lágrimas (y después las tuyas). Y seguro —segurísimo— que hay heridas que te duelen más a vos que a él. Tu presencia disipa en tus hijos las sombras de la soledad y el desamparo, genera confianza en noches tormentosas. Ponés parche a los sueños pinchados y alentás a levantarse y seguir caminando. ¿Cómo, dónde, de quién aprender ternura sino de vos? Nos preparás para volver a confiar cuando la incomprensión o el fracaso nos dejan los proyectos deshilachados y al mirarte vemos algo nuestro en tus ojos. Junto con la vida, la leche, el pan cotidiano, vas alimentando actitudes y valores que buscás se hagan carne. ¿Sabés que tenés una gran responsabilidad porque ellos, tus hijos, se fijan en tus opciones, actitudes, palabras? Cómo tratas a tus amigos, a tu esposo, a tus papás, a tus hermanos; cómo vivís la fe; cómo enfrentás problemas o disfrutás alegrías. No sos indiferente a la vida de tus hijos, ni a su presente ni su futuro. A veces conversamos con algunas mamás acerca de lo que cuesta poner límites. Los chicos se resisten (es lo natural según la etapa de la vida). La sociedad no acompaña ya que se exacerba el individualismo y el hacer lo que a uno le dé la gana sin crecer en el uso responsable de la libertad. Es una tarea difícil que requiere reflexión, perseverancia, diálogo con adultos y jóvenes; y mucho, mucho cariño. Sólo el amor comprometido con el bien del hijo logra ayudar a madurar. Vos sabés bien que sin exigencia no se aprende a convivir con los demás. El amor busca el bien del otro y nos desinstala de posturas cómodas. Nos pone en movimiento, no nos paraliza. En este camino de educar a los hijos encontrás también personas que acompañan: tíos, abuelos, amigos, docentes, sacerdotes, catequistas. Ser papá y mamá es posible con la participación de otros. En este día celebramos también a las mamás de mamás (y de papás) que siendo abuelas gozan la ternura y el misterio de la vida nueva en sus nietos. Hay madres que son capaces de recibir vida concebida en otro vientre y darle espacio desde el corazón. Pero hay otras madres: las que sufren por sus hijos secuestrados, robados, abusados, desintegrados por el alcohol, las drogas, la violencia. Se organizan para reclamar y exigir justicia. Y entonces lo que aparenta ser pequeño y frágil se transforma por el amor en fuerza impetuosa ante la adversidad. Así como diste vida, sos capaz de morir por defender a los tuyos. Es que nada hay más fuerte que el Amor. Vital e inesperado. “Sin Amor soy nada” escribía San Pablo, con la certeza de que “nada ni nadie puede separarnos del Amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”. Te deseo que como mujer, madre y esposa celebres la vida con una esperanza tan luminosa como la mañana de la Pascua. La Virgen Madre, que de esto sabe mucho, te colme de fuerza y ternura. Gracias por la vida, el amor, los abrazos. Rezo por tus hijos. Rezo por vos y te bendigo". Jorge Eduardo Lozano Obispo de Gualeguaychú.