Sociedad | Después que la pelota impulsada por Gonzalo Montiel se metiera en el arco en cada rincón del país se desató una locura por la coronación de la Selección Argentina en Qatar 2022. En cuestión de minutos las calles que parecían desierto se poblaron y plazas y monumentos se vistieron de celeste y blanco. En la ciudad del riel la concentración en la plazoleta "San Martín", pero la caravana festiva se extendió por los barrios.
En Basavilbaso se vivió todo el mes con gran intensidad; la "fiebre" mundialista se percibía en cada rincón y a medida que la "Scaloneta" se encaminaba a jugar el séptimo juego crecía la esperanza de que finalmente se consiguiera una nueva estrella, la tercera.
Durante el juego casi no se movió nadie de sus casas, durante aproximadamente '70 minutos, coincidentes con la ventaja del equipo nacional, todo -en el ambiente- parecía estar bajo control, la calma era tensa pero calma al fin; todos esperábamos el final del juego, nadie se imaginó que en cuestión de minutos se nos "viniera la noche" y el equipo galo no solo descontara, luego empatara sino que casi se quedara con el juego, de no ser por una tapada fenomenal de "Dibu" Martínez ante Randal Kolo Muani -en la última jugada del partido definitorio- el sueño se había convertido en pesadilla.
Se fueron al suplementario, el que no sin sobresaltos terminó igualado. Pero para los segundos ´15 Argentina mejoró -con los ingresos de Leandro Paredes y Lautaro Martínez, por Rodrigo De Paul y Julián Álvarez- y tras una jugada de la "Scaloneta", el balón le queda a Lionel Messi, que remata para convertir el tercero y dejar a la "Albiceleste" al borde del título.
Pero una mano Montiel y penal para Francia. Vuelve a patear Mbappé y el partido está 3 a 3....Insólito por donde se lo mire.
Para ese entonces se respiraba una tensión única, la esperanza no se había perdido, pero la angustia era enorme y el silencio "gobernaba" la ciudad. Vinieron los penales y Martínez tapó el lanzamiento de Kingsley Coman y, luego, adivinó la dirección del tiro de Aurelien Tchouameni, que terminó desviado al lado de su palo derecho.
La fortuna nos sonrió, y Montiel con su penal llevó a la Argentina a ganar su tercera Copa del Mundo. En ese mismísimo momento que Montiel se saca la camiseta para gritar su gol la "explosión" de júbilo fue generalizada, somos testigos en "Basso", pero descontamos que lo mismo ocurrió a lo largo y ancho del país.
Casi de inmediato se comenzaron a sentir las bocinas, las "vuvuzelas" -que quedaron del Mundial de Sudáfrica-, los bombos y gritos. Fiesta en la plazoleta "San Martín", caravana por los barrios y festejo contagioso por dorquier, en todo el país, desde las playas marplatenses al frió de la Antartida, la alegría no diferenció fronteras, y la gente expresó su gratitud para con la Scaloneta.