Lunes 24 de Diciembre de 2012, 13:02

El árbol de Navidad, un símbolo universal

| El árbol es otro símbolo de la Navidad, al menos actualmente, pero de origen pagano, vinculado con los "árboles sagrados" que adoraban los germanos en los bosques antes de conocer el cristianismo, y que el propio Hitler intentó reflotar en Alemania sin conseguir más que una parodia.

El árbol "sagrado" tenía el sentido de retorno o renovación de la naturaleza y la sociedad, algo similar a la "vida nueva" que muchos esperan y se desean todavía a fin de año en medio de los cohetes y los brindis. Durante el período soviético, en que el ateísmo era la doctrina oficial del estado en Rusia, cada Navidad aparecía en la Plaza Roja un árbol adornado, en aquel lugar que lleva el nombre de "Krásnaia", que significa no sólo "rojo", como los adornos del árbol, sino también "hermoso". Los protestantes quisieron relacionar al árbol con el autor de su cisma, Martín Lutero, quien regresando a Wittemberg una noche fría y silenciosa quiso recrear, adornando con velas un abeto doméstico, la visión encantada que tuvo al observar los árboles del bosque resplandeciendo en la nieve bajo la luz de las estrellas. Pero indudablemente es una tradición pagana que se ha introducido en el corazón del cristianismo y ha tenido fuerte aprobación comercial al incorporarse a la sociedad de consumo. La costumbre se arraigó en Alemania y los países escandinavos en los siglos XVI y XVII, de allí paso a Inglaterra: primero fueron los soberanos de la casa de Hannover, Jorge III (y sobre todo su esposa Carlota), y más tarde el príncipe consorte Albert von Sachsen-Coburg, marido de la reina Victoria. El abeto decorado en los hogares podría considerarse, en cierto sentido, como una prueba de fidelidad monárquica. En los Estados Unidos el árbol data de la época de la independencia y se relaciona con los mercenarios asiáticos que militaban en las filas inglesas, pero el dato más preciso es la existencia de la costumbre entre los colonos alemanes de Pensilvania. El árbol es una variante de los muchos vegetales que a lo largo de los tiempos fueron considerados de buen augurio: el abeto, símbolo de la inmortalidad; el muérdago, planta epífita emblemática de los druidas, la clase sacerdotal celta; el raigón de las zonas rurales italianas que se quema para que consuma al sol solsticial de invierno y fertilice los campos con su cenizas. Luego, en el endiosamiento de la Razón durante la revolución francesa, los jacobinos no se privaron de adorar el "árbol de la libertad", que los socialistas del siglo pasado todavía plantaban de tanto en tanto en la Argentina quizá sin conocer acabadamente su pasado religioso. El árbol, el fresno o la encina Yggdrasil de la mitología germánica, era considerado un símbolo del "eje del mundo" como las montañas sagradas y la célebre "escala de Jacob" que aparece en el viejo testamento uniendo el cielo y la tierra. La versión "yahvista" del génesis, una de las dos completamente diferentes que contiene la Biblia, menciona el árbol del conocimiento del bien y del mal, del que Adán y Eva comieron incitados por el dragón y conocieron su situación y otro, más misterioso: el árbol de la vida situado en el centro del jardín del Edén. De este árbol Dios no les había dicho nada y les impidió acercarse a él "para que no sean como nosotros", ya que desde que se abrieron al conocimiento podían descubrirlo por sí mismos e inmortalizarse. Luego el árbol fue la cruz de Cristo en la Edad Media, hecha según la leyenda con la madera del árbol de la vida. Hay árboles en la Cábala hebrea, en particular el "Otz Chaim", el árbol sefirótico, figuración del árbol de la vida en que cada sefirah está en un nudo y los canales que las vinculan forman el tronco y las ramas. En el hinduismo el árbol simbólico está enraizado en el cielo y tiene la copa vuelta hacia abajo, de modo que por sus raíces sale del cosmos y penetra en el mundo "no manifestado". Fuente: AIM.