Viernes 25 de Marzo de 2016, 23:22

El Padre Raúl encabezó los oficios del Viernes Santo

Sociedad | La litúrgica del Viernes Santo conmemora la Pasión del Señor, se realizó también la celebración de la Palabra y concluyó con la adoración de la Cruz y la Comunión Eucarística.


El Padre Raúl Läderach encabezó, revestido con una casulla de color rojo (que representa a la sangre del martirio), la conmemoración de la Pasión del Señor. El Padre realizó el gesto de la postración frente al Altar y oró durante varios minutos. Más tarde dio inicio a la celebración que incluyó la Liturgia de la Palabra y la Adoración de la Cruz. En el único día del año que no se oficia misa ni se realiza la consagración el párroco realizó una homilía en la que reflexionó sobre la cruz, como parte de la carga que deben llevar a lo largo de la vida las personas. “La cruz de un modo u otros estuvo, está y estará...se hace presente. No es imaginable una vida son dolor, no es imaginable una vida sin dificultades...cuántas cruces, cuántos dolores...algunos de carácter físico y otros espiritual”, dijo el religioso. El Padre Raúl citó entre las cruces que debemos cargar las de la enfermedad, de los achaques de la vejez, de las dificultades en el trabajo, del terrorismo, de las guerras, de la violencia en el mundo. Mencionó que los medios de comunicación ponen a disposición de todos imágenes de ciudades enteramente destruidas y a veces “todo perfectamente planificado para que así sea”. “También está la cruz de ver tanta mentira, de la corrupción...la cruz de escuchar relatos distorsionados, parciales...a veces la cruz de no poder formar una familia como uno quisiera o la cruz de cuando los hijos no salieron tan buenos como deseamos...la cruz de ver adolescentes, jóvenes alejados de los valores religiosos y a veces de importantes valores humanos...”, dijo el párroco para quien podría seguir citando ejemplos, pero ante esta realidad “existe la posibilidad de negarla” y “tener conductas evasivas, refugiándonos en las adicciones”, “volverme resentido es otra posibilidad”. Pero exaltó la manera en que Jesús la asumió, con “absoluta conciencia” y “salió a su encuentro, la cargó sobre sus hombros con una dignidad extraordinaria”, y hizo llamado a imitar su ejemplo.