Jueves 9 de Abril de 2009, 12:51

Héroe olvidado

| 27 años después de terminada la guerra de las Malvinas se conoció la historia de un basavilbasense que participó de aquella gesta. El héroe dice que en su pueblo el único reconocimiento que le hicieron fue "en la iglesia, durante una misa", y que no busca explicaciones, minimiza la situación diciendo fue "quizás sólo error u omisión", y afirma sentir orgullo de haber sido parte del grupo de compatriotas que peleó por la soberanía de nuestro país.


Víctor César Luis Herrera (51) nació y se crió en un barrio ferroviario de Basavilbaso. Hijo de Ramona Fernanda Retamar y Pablo Herrera, un obrero del riel, supo corretear con sus hermanos en el “Caminito de los Gatos”, del que era vecino, [imgTexto=1239281604.jpg]hizo el jardín con el padre Luis Guerra[/imgTexto], cursó sus estudios primarios en la [imgTexto=1239281664.jpg]Escuela Nº 58 “La Pampa”[/imgTexto] (en la actualidad Nº 91) y los dos primeros años del secundario en el Colegio Nacional Basavilbaso (actual Escuela Secundaria Nº 132 “Basavilbaso”). [imgTexto=1239281724.jpg]En 1974, en la búsqueda de nuevos horizontes y siguiendo una vieja vocación para sus jóvenes 16 años, se incorporó a la Armada Argentina [/imgTexto]donde hizo una larga carrera profesional, especializándose como [imgTexto=1239281857.jpg]maquinista-motorista[/imgTexto], actividad de la que depende la propulsión, generación de energía y hasta del agua para el consumo humano en los buques, prestó servicios en el Destructor Almirante Storni, Base Aeronaval Punta Indio, Fragata Libertad, Corbeta Guerrico, Escuela de Máquinas y Electricidad, Lancha Rápida Intrépida, Lanchas Patrulleras en Centroamerica bajo comando de la O.N.U., Cazaminas Chaco, Destructor Heroína, Instructor militar en Escuela de Maquinas Electricidad y Electrónica, Rompehielos Almirante Irizar [imgTexto=1239281978.jpg](participó de dos campañas antárticas)[/imgTexto] y se desempeñó como Suboficial Jefe en Intendencia Puerto Belgrano, hasta el momento de su retiro el 1ro. de febrero del corriente año, con la jerarquía de Suboficial Mayor. Durante un entrevista que recientemente le concedió a RIEL FM recordó que a mediados de marzo de 1982 la Corbeta Guerrico se encontraba en “dique seco”, donde se le estaban realizando reparaciones generales y mantenimiento, “con la totalidad de la artillería desarmada y gran parte del área máquinas en el mismo estado”, mientras a su alrededor se observaba un gran movimiento de pertrechos bélicos. “Algo así había visto cuando el conflicto con Chile por el canal de Beagle. Eso me hizo pensar que lo mejor que podía hacer por mi familia era sacar los pasajes y enviarlos a “basso” con el pretexto de que tendría mucho trabajo”, dijo. “El 28 de marzo festejamos el primer cumpleaños de mi hija Andrea (madre de sus nietos Victoria y Leonardo) y el 29 salieron para Basavilbaso”, precisó. A las pocas horas su buque, al que se le había completado las tareas de mantenimiento con personal de la propia dotación y el apoyo de personal civil de la armada, en el tiempo record de cinco días, estaba en medio del mar, “viajábamos sin saber a donde”, comenta Herrera que admite que el destino, Grytviken-Georgias, no se conoció hasta que “se abrieron los “sobres de ordenes”. El día 3 de abril, ya consumada la ocupación militar de las islas Malvinas, las fuerzas nacionales ocupan Grytviken con refuerzos transportados por la corbeta Guerrico produciéndose una breve pero cruento combate con una dotación de 22 Royal Marines desembarcados del buque Endurance. Las bajas argentinas ascienden finalmente a tres muertos y ocho heridos. “Recuerdo la navegación hasta el “teatro de operaciones” fue terrible, bajo un fortísimo temporal. Nos encontramos con el buque polar Bahía Paraíso, a su regreso de la Campaña Antártica, y apoyamos el desembarco de los infantes argentinos. Los Marines “piratas”, enterados de las operaciones militares de Argentina en Malvinas, nos dieron la “bienvenida” abriendo fuego contra un helicóptero y luego sobre el buque, el que recibe un intenso castigo, ya que se ofrece de blanco para distracción del fuego enemigo y proteger al personal que desembarcaba en helicóptero, incluyendo se recibieron dos impactos de morteros”, comenta el veterano de guerra. Seguidamente y al destaca el valor de sus compañeros que lograron imponerse y doblegar a los infantes británicos, que poco antes de las 13 del 3 de abril se rindieron, mencionó al Cabo Primero de Mar Patricio Guanca, que muere “al pie de su arma”, al igual que los conscriptos del Batallón de Infantería de Marina Nº 4 Águila y Almonacid, recuerda con pesar Herrera. En otro pasaje de la charla Herrera menciona que solo una vez recibió un homenaje en su pueblo, “fue en la iglesia, durante una misa, el Padre (Roberto) Mildemberger me hizo pasar al frente para recibir el saludo de la gente, mis vecinos”. Herrera, siente el amor de los suyos, el reconocimiento de sus camaradas, pero admite haber sentido dolor por la indiferencia -aunque la minimiza- y prefiere no buscar explicaciones. “Es quizás sólo error u omisión”, dice sobre que hasta ahora nunca se lo había mencionaron en actos oficiales como un ex combatiente. Entre [imgTexto=1239282052.jpg]medallas[/imgTexto] y[imgTexto=1239282087.jpg]pergaminos[/imgTexto] de la Armada y el Estado nacional que recibió, y que reconoce que lo llenan de orgullo, valora sobremanera el apoyo de su familia, su esposa, también basavilbasenses, Silvia Estela Galarza, sus hijos Edgardo Cesar Gastón, Andrea Claudia Noe (basavilbasenses como sus padres) y Roxana Soledad que lo ayudaron a superar momentos muy difíciles que hoy le permiten romper el silencio y dar a conocer su historia. Pasaron 27 años, mucho tiempo pero no el suficiente para que los bien nacidos continuemos con la inquietud de saber lo ocurrido, valorar la generosidad y entrega de nuestros compatriotas, menos aún si sigue pendiente y vigente el reclamo por la soberanía. Ese es el aporte que con humildad pretendimos con esta nota, a manera de homenaje a nuestros héroes.