Viernes 30 de Diciembre de 2016, 06:24

Jánuca y Navidad: judíos y cristianos celebraron juntos

Sociedad | La fiesta judía de las luminarias que este año coincidió con la Navidad fue motivo de encuentro y la celebración de una ceremonia conjunta en la plazoleta "San Martín".


Este 25 de diciembre coincidieron las celebraciones de Navidad y Jánuca, la fiesta judía de las luces. La comunidad judía recuerda la victoria del pueblo de los macabeos, que en el siglo II antes de nuestra era y recupera el Templo de Jerusalén, que había sido tomado por los helenos, el pueblo griego. La "fiesta de las luminarias", como se conoce a la celebración de Jánuca, comenzó el 24 con la caída del sol para todo el mundo judío, en coincidencia con la Navidad de los católicos y se extiende durante ocho días, hasta el lunes 2 de enero. Según la tradición, en el templo debía haber siete velas siempre encendidas. Al profanar el templo, los griegos apagaron el candelabro y cuando los macabeos entran y quieren encenderlo, se encuentran con que todas la vasijas de aceite, menos una, habían sido profanadas, la que quedaba podía durar sólo un día, pero duró ocho por el milagro de la luz. En el ritual de Jánuca, que se realiza en las casas y no en las sinagogas, se enciende una luz (vela) cada día, el tradicional candelabro se ubica en la ventana. El ritual establece que al anochecer -que es cuando se inicia el día hebreo- debe prenderse una vela, el segundo día dos, y así sucesivamente hasta llegar a las ocho. Mientra que para los cristianos la Navidad (en latín nacimiento), conmemora el nacimiento en Belén de Jesucristo, el hijo de Dios. Es un acontecimiento celebrado con enorme alegría y con más manifestaciones populares, al grado tal de que es considerada una fiesta universal, que incluso los pueblos no cristianos la celebran. La Navidad estalla en la noche del 24 de diciembre (Nochebuena), brilla el día 25, se completa con la celebración del Año Nuevo, se prolonga hasta el 6 de enero (fiesta de la Epifanía o de los Reyes), y culmina con el Bautismo de Nuestro Señor (domingo siguiente a Epifanía). La Navidad presenta diversas tradiciones y símbolos como lo son el árbol de navidad, las canciones de villancicos, las tarjetas de navidad, el pesebre, belén o nacimiento, las cenas navideñas, las campanas, la familiar imagen de Santa Claus o San Nicolas, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, entre otros. Desde el 2005 Jánuca y Navidad no coincidían en la misma fecha, y con buen criterio la Asociación Israelita de Basavilbaso y la parroquia "San José Obrero", con el auspicio del área de Cultura del Municipio, organizaron una ceremonia conjunta, para celebrar la paz, la libertad, pluralidad, tolerancia, fraternidad y esperanza, que afortunadamente compartimos los basavilbasenses más allá de las creencias religiosas. Este jueves a las 20:30 horas en la plazoleta "San Martín", junto al árbol de Navidad, se realizó una breve y a la vez emotiva ceremonia, viviendo el sentido universal de estas fiestas, con un claro mensaje en favor de poner luz en nuestras vidas y así contribuir a iluminar al mundo. Por la comunidad Católica habló el Padre Raúl Laderach quien hizo una semblanza sobre el significado e importancia de la Navidad para los cristianos; "Dios se hace hombre, la naturaleza divina asume la naturaleza humana. En Jesús encontramos al hombre y a Dios en una unidad maravillosa", expresó el sacerdote. El párroco recordó que el niño que nació en Belén está llamado a morir en la cruz por nuestra salvación; "la Navidad es un momento fundamental en el plan de salvación de Dios", y "tiene valores universales, como la familia; el padre; la madre; el cariño de un hogar, y también el valor de la sencillez, de la discreción y la austeridad". Y también "tiene valores específicos", dijo Laderach al afirmar: "(Jesús) es el hijo de Dios, el redentor". El sacerdote destacó el valor del "encuentro" de miembros de una misma ciudad que profesan distintas religiones, pero que conviven en fraternidad, "y este tipo de acontecimientos profundizan nuestros vínculos respetándonos en nuestras esencias". La Profesora Nora Fistein, que ofició de maestro de ceremonia, hizo una semblanza sobre el origen de Jánuca y luego cedió la palabra a Daniel Soifer, el oficiante religioso de la comunidad judía de Basavilbaso quien explicó que Janucá es un candelabro de 9 brazos, llamado "januquía" (o menorá, aunque técnicamente el menorá tiene 7 brazos), y velas. Los 8 brazos representan las 8 noches, y la última (que tiene una altura diferente generalmente un poco más alta que las demás) se llama "shamash", o vela del ayudante, "que viene a decirnos que todo provecho de luz que tengamos de la januquía recae en ella, y sirve para encender el resto de las velas que sirven para ver el milagro de Jánuca". "El januquía -detalló Soifer- generalmente se enciende justo después de la puesta del sol del 24 de diciembre, como una declaración o manifestación pública de reconocimiento y agradecimiento a HaShem por los milagros que hizo con nuestros antepasados, se anexa una vela por día transcurrido...las velas de Janucá deben ser encendidas (por la familia o un grupo de personas) en el lugar más visibles posible, en la puerta de la entrada de la casa o detrás de una ventana para que sea visible desde el exterior". "Sólo por pensar diferente mandaron a destruir nuestro sagrado templo, hoy estamos celebramos estar unidos, sin importar si se es gordo, flaco, que religión profesen, si tenemos dinero o si no llegamos a fin de mes. Lo importante es que estemos unidos y de esta manera llegar a un mundo de paz", exclamó Soifer. El "shamash" fue encendido por el Presidente Municipal, Gustavo Hein y el titular de la Asociación Israelita, Miguel Bajaroff. Luego se encendieron seis velas, lo hicieron en conjunto, de a par, un cristiano y un judío, Raúl Ladrech y Daniel Soifer; Griselda Gómez y Inés Finvarb; Silvio Gorge y Enrique Salomon; Maximiliano Vanerio y Luciana Bajaroff y Micaela Blanc y Tanya Amaya, estos últimos los más chicos, "niños que son parte de este presente, pero por sobre todas las cosas representan el futuro, la continuidad, la transmisión de valores de la comunidad e historia a la cual se pertenece", señaló Fistein. "Que estas dos festividades, que hablan del valor de la vida, del vivir en comunidad, nos sigan iluminando y a cada una de nuestras familias para que podamos seguir compartiendo momentos que representan a cada una de las colectividades para fortalecernos como ciudad...el poder compartir es una de las riquezas más importantes que tenemos", dijo Fistein para quien "las diferencias es necesarias, pero no deben ser un impedimento sino que deben ser un valor para construir algo más importante que son los valores de la solidaridad y el compromiso". Por último la Profesora Fistein destacó los "puntos de encuentro" que afortunadamente hay en Basavilbaso.