Viernes 8 de Febrero de 2008, 19:44

La evolución de Reyna es buena

| “Ya le retiraron el respirador. Julio nos habló, esto es un milagro de Dios”, afirma Liliana. La esposa del hombre de Basavilbaso que fue doblemente trasplantado en el Hospital Cosme Argerich le relató a RIEL FM los momentos difíciles que le toco vivir a la familia y la enorme alegría y esperanza que genera la evolución de Julio tras la compleja intervención.


La familia Julio Reyna, recientemente doblemente trasplantado en el hospital Cosme Argerich, no puede ocultar que extraña a Basavilbaso, y a cada palabra el recuerdo y gratitud para con todos los que de una manera u otra los apoyaron en momentos muy difíciles que les toco vivir. Los semblantes de Liliana, la esposa de Julio, y de Facundo, uno de los hijos del matrimonio, dejan ver entre las ojeras del cansancio una enorme felicidad por el éxito de la compleja intervención y la evolución del posoperatortio. El doble trasplante, de corazón y riñón, le abre a Julio Reyna (44) una posibilidad de vida que sus órganos ya no le ofrecían. Su esposa Liliana recuerda el día del trasplante como una jornada largamente esperada, por todos en la familia. “Julio se nos moría”, afirmó y la única esperanza era una intervención como la que le realizaron. “Somos conscientes de que aún falta, pero se dio un gran paso. Tenemos mucha fe y esperanza en su recuperación plena”, exclamó. La internación de Reyna en el Hospital porteño Cosme Argerich lleva siete meses, pero como lo aseguran los integrantes de la familia nunca “aflojó, siempre la peleó” y lo último que resignarían es la esperanza de comenzar una nueva vida. “El (Julio) es un luchador y nosotros no podemos menos que acompañarlo, darle todas nuestras fuerza y amor”, dice con tono emocionado Liliana. “Pasamos momentos muy difíciles, en especial en los últimos tres meses, pero siempre contamos con la solidaridad y el afecto de nuestra familia, amigos y vecinos, algo que agradezco infinitamente”, le dijo a RIEL FM. Seguidamente recuerda que a las 15 horas del lunes pasado los médicos le confirman el inicio de un operativo que permitiría concretar el doble trasplante al que debían someter a su esposo y que por esperada “no podía creer” que cuando le dieron la noticia, reconociendo que llegó a pensar que estaba soñando. “Era lo que estábamos esperando, desde hace mucho tiempo”, confesó. Desde ese momento pasaron “largas e interminables horas” para que a las 21,30 lo trasladaran a Julio al quirófano y se iniciara la compleja operación de trasplante. “Fueron tantas horas de angustia, tantas...Un médico me informó a las 10 de la mañana del martes que el trasplante de corazón había sido un éxito pero que restaba hacer el de riñón, lo que se completó en horas del mediodía. Cuando me informaron que lo retiraban del quirófano sentí que Dios escuchó nuestras súplicas y ruegos, que bendijo especialmente las manos de los profesionales que atendieron de maravillas a mi marido durante todo este tiempo”, relató con voz entrecortada por la emoción. “Donar órganos es dar vida a otra persona, nosotros damos hoy el testimonio de que es así. Al regresar a Basavilbaso me comprometo a brindar en detalle todo lo que nos tocó vivir para que tomemos real dimensión de lo que estamos hablando”, enfatizó. Esta mañana comentó que minutos antes que se cumplan las primeras 72 horas de la salida del quirófano celebraron que la recuperación de Reyna es buena, que le fuera retirado el respirador mecánico, y que pronunciara las primeras palabras. “Fue un momento inigualable, de lo más fuertes que hemos vivido. Me pidió que me quedara a su lado”, relató con voz una vez mas quebrada por la emoción. Las visitas a la sala donde está alojado el hombre oriundo de Basavilbaso son restringidas, apenas un par de horas diarias, y la espera por los partes médicos diarios, que brindan los médicos a las 12 de cada mediodía, mantiene el desvelo de los Reyna que muy unidos, más que nunca esperan con optimismo las respuestas de Julio al corazón y al riñón que recibió de un joven de 15 años.