Lunes 24 de Julio de 2006, 22:14

La fe hace historia

| La sinagoga- rancho Novibuco I, es el edificio más antiguo de la zona, su construcción data de 1895, un año después de la instalación de la Colonia Lucienville, cuenta con dos salas, una destinada a los oficios religiosos, la más pequeña se utilizaba para los encuentros sociales y la actividad escolar. Fue allí donde se gestó en 1.900 la formación de la primera cooperativa agrícola de la República Argentina y Sudamérica. Durante años las familias Rosquín y Bodorovsky se dedicaron a cuidarla y mantenerla hoy es objeto de culto y destino turístico.


Este fin de semana la Secretaría de Culto de la Nación hizo un reconocimiento a la sinagoga de Novibuco I al cumplir 111 años de su construcción. El templo es reconocido en todo el país y el exterior, siendo en los últimos años un destino casi obligado del turismo religioso y no convencional como parte del "Circuito de las Colonias Judías del Centro de Entre Ríos". La arquitectura del templo es sumamente sencilla, llama la atención su tipología constructiva y el estado de conservación de los elementos que se encuentran en su interior. Los muros son de mampostería de ladrillos, asentados sobre barro y revocados a la cal, su techo es de chapa de zinc acanalada y sus paredes tiene 45 cm de espesor y sus pisos son de baldosas rojas. Una de sus peculiaridades es que su salón de forma rectangular, está iluminado por sólo cinco lámparas, de porcelana decorada, de combustión a kerosén, creando con esta iluminación una atmósfera muy particular, donde cada una de las lámparas tienen una forma y color propio y fueron traídos por los inmigrantes rusos desde su tierra natal. Actualmente el uso de la sinagoga es esporádico, pero aún se encuentra sacralizada, es necesario pedir autorización a la AMIA local y respetar los días festivos y/o sagrados de la colectividad judía. y originalmente fue centro cultural, social y educativo de la Colonia Lucienville. Zelig Rosquín -según relató su nieto Gregorio- trajo desde Rusia, a hacia fines del siglo XIX ( a bordo del vapor "Pampa") La Torá (Libro Sagrado), un rollo que contiene la ley de la religión judía, escrito en hebreo. De los cuatro ejemplares que por años permanecieron dentro de un arca sagrada de la sinagoga actualmente sólo queda una, "las demás se conservan en Israel (2) y en Buenos Aires la restante", dijo el [imgTexto=DSC08455.jpg]Dr. Gregorio Rosquín (85).[/imgTexto] El primer profesional de la colonia Lucienville, "Goyo" Rosquín no oculta su emoción al recorrer el interior del templo y afirma: "este lugar se conserva en pie gracias a León "Sito" Bodorovsky que durante muchos años, con el apoyo de su familia, fue el guardián de estas instalaciones. Luego sumé mi humildísimo apoyo". Con pasos lentos, pero firmes, el médico veterinario se dirigió hasta el arca sagrada y de allí extrajo con inocultable emoción un envoltorio de rusticas telas que en su interior guarda el "tesoro máximo de la comunidad". Con la paciencia de sus años como profesor de biología, sumándole una cuota inocultable de nostalgia, Rosquín instó a mantener presente las tradiciones y valorar el esfuerzo que realizaron los primeros inmigrantes que llegaron a la zona. Los colonos, como tantos otros llegados a la Argentina, realizaron una verdadera epopeya pues superaron barreras que parecían infranqueables: idioma, religión, costumbres, falta de recursos de todo tipo, ausencia de experiencia en las tareas rurales, ya que en sus países de origen al prohibírseles poseer tierras, se dedicaban al comercio o eran artesanos en carpintería o zapatería. A ellos los habitantes de poblaciones como la nuestra le debemos un homenaje permanente.