Lunes 9 de Noviembre de 2009, 23:04

Las cenizas de "Lucho" Schwuarzman descansan en la cancha de

| En la mañana del domingo fueron esparcidas las cenizas del dramaturgo fallecido días atrás en Buenos Aires. “Lucho” había pedido a sus más cercanos que sus restos fueran cremados y que sus cenizas tuvieran destino final el campo de deportes del club de sus amores, Atlético Basavilbaso. De la ceremonia participaron familiares, amigos, dirigentes, jugadores e hinchas decanos.


Del emotivo acto participaron los dos hijos del dramaturgo, su esposa, su hermano “Vito”, amigos, dirigentes, jugadores e hinchas del club Atlético. “Cuando personalmente conocí a “Lucho” Schvartzman, hace muy poco tiempo, en un almuerzo por el centenario de la Escuela Nº 9, sentí que era un fanático atletista. Me habló con pasión del club, su paso como jugador, recordó a hombres que hicieron historia en el club, tanto a nivel local como provincial, las giras por la provincia, paseando el buen nivel futbolístico que habían alcanzado, y con emoción a sus amigos de otros clubes. Sin dudas que para él fueron tiempos inolvidables los que pasó por esta institución”, afirmó [imgTexto=1257806113.jpg]Omar Schild[/imgTexto]. El Presidente de Atlético Basavilbaso dijo conocer la vocación de “Lucho”, y que ésta le permitió “ganarse un lugar de privilegio en el teatro y la televisión”, pero también se destacó por su bondad, “más cuando se trataba de hacer algo por su Basavilbaso”, y particularmente mencionó el apoyo que dedicó a un grupo de teatro local. “Cuando su señora me llamó y nos transmitió el deseo de “Lucho” de permanecer por siempre en nuestra cancha entendí que no estaba tan equivocado en decir que era un fanático del club…aquí podrá ver eternamente correr a todos los jugadores de Atlético junto a la familia atletista. Deseo que descanse en paz”, dijo finalmente Schild. El [imgTexto=1257806170.jpg]Dr. Mario Arcusin[/imgTexto], luego, fue el encargado de decir una oración en memoria del querido “Lucho”. “Recién ahora descubro que es fuerte esto de tener que decir una oración final para “Lucho” tratando de buscar el término medio entre mi fe en Dios y el agnosticismo de él. Lo que quizás él hubiese hecho era escribir en este último escenario de su vida un cuento, un guión o un poema respecto que a metros del lugar donde va a reposar para siempre, cuando se está haciendo la ceremonia final, haya una carrera de galgos a cincuenta metros que recuerde esa vivencia de pueblo que “Lucho” siempre tenía presente. “Lucho” nació dentro de un pueblo y una religión, y fue un eslabón de una cadena que se preservó durante cuatro mil años justamente por eso…por gente como alguno de nosotros y por gente como “Lucho”, lo que permitió que este pueblo judío sobreviva al paganismo al politeísmo, al helenismo, al romanticismo, al materialismo y quien sabe a cuantas otras cosas más. Dios era inexistente para “Lucho” pero yo confío que “Lucho” no era invisible para Dios. Es por eso que esta oración es la respuesta a esa incomprensible cosa que es el vivir y morir. Es todo cuanto yo puedo ofrecerle a cambio de no poder explicar el misterio en el cual vivimos. No vamos a salir del mundo cuando oremos, simplemente vamos a ver el mundo en un marco diferente. Vivimos en la certeza que no somos polvo llevado por el viento, ni aún las cenizas de “Lucho” van a ser llevadas por el viento. Nuestra vida se relaciona con lo último; con el significado final de todos los significados que para “Lucho” -como dijo “Rito” recién- el primer significado de su vida fue seguramente Basavilbaso y el club Atlético y en Basavilbaso y en el club Atlético va a estar para siempre”. Fue compañero de escuela de mi padre (Jacobo Arcusin), muy amigo de mi padre…yo recibí esa herencia de amistad con “Lucho”…cuando me fui de “Basso”, cuando me desarraigué sin saber si algún día volvería, me fui con “Lucho” y con “Vito”; ellos me llevaron a Buenos Aires, por eso es que la sensación de tener a “Lucho” nuevamente acá es muy fuerte y por eso necesito apelar a algo que se que le va a llegar. Una vez charlando “Lucho” y mi padre empezaron a "rebotar" entre ellos una poesía de Arturo Capdevila que se llama “El pórtico de Melpómene (la musa de la tragedia)” sobre lo que traté de darle otra forma respetando la idea de Arturo: Fui llama y al ser llama fui incrédulo, pero ignoré que el humo es la vejez del fuego. ¡Que nunca sea fuego quién tiemble de ser humo! “Lucho” nunca tembló de ser humo por lo tanto tampoco le tuvo miedo al fuego. Voy a terminar esta oración -mixtura entre lo religioso y lo laico- con algo que dice Nacha Guevara -antes de cantar “Soldadito boliviano”- “Lucho”: “será una pena que no exista Dios pero habrá alguien digno de recibirte”, seguramente allá junto a Luis, mi viejo y tantos amigos de Basavilbaso que se fueron antes que él lo estarán recibiendo…que descanses en paz, que quienes te quisimos en vida tengamos tu recuerdo para siempre”. Tras las palabras de Arcusin hablo, muy emocionada, la mujer con la que Schvartzman vivía en pareja desde mayo de 1969. [imgTexto=1257807459.jpg]Myriam Strat[/imgTexto] agradeció que le permitieran cumplir la promesa que jamás hubiese querido, la de traer las cenizas de su “compañero maravilloso” al que conoció en la calle Corrientes para devolverlo a “este lugar que compartió conmigo tantos años, con amigos queridos, con ustedes”, y que al ver a los chicos de las divisiones inferiores del club “es como ver la infancia de él”. [imgTexto=1257807560.jpg]“Vito” Schvartzman[/imgTexto] fue quien llevó, en compañía de un puñado de jugadores de las infantiles del club, las cenizas de su hermano dentro del campo de juego.