Jueves 2 de Abril de 2009, 11:56

Malvinas, el final del régimen militar

| Ana María Busti consideró que la acción militar fue para “distraer la atención”, debido a la aguda crisis que vivía el país. La Concejal justicialista, que calificó de “locura” la incursión armada, reclamó memoria, para recordar a los caídos en Malvinas aquellos que regresaron y que “fueron recibidos por el silencio el olvido y la indiferencia”.


Durante la sesión de este miércoles en el HCD la Concejal Ana María Busti recordó la gesta de Malvinas como "el final del régimen militar que gobernó nuestro país desde 1976". La edil le sumó a la dictadura la responsabilidad por las más de 30 mil desaparecidos y los cientos de jóvenes que murieron en la guerra del Atlentico Sur. En referencia a la acción militar Busti dijo que fue para "distraer la atención", ya que el país afrontaba una aguda crisis socio-económica. La "locura", como calificó a la incursión armada, dejó a su entender una herida muy profunda, por lo que reclamó memoria, para recordar a los caídos en Malvinas aquellos que regresaron y que "fueron recibidos por el silencio el olvido y la indiferencia". Busti que a lo largo de su alocución mencionó errores tácticos y estratégicos de quines llevaron al país a una guerra reclamó justicia y castigo para los responsables, pidió se proteja y valore a los ex combatientes. La edil llevó al recinto un pasaje del libro "Malvinas: una herida abierta", de Edgardo Esteban, para reflejar que las autoridades de entonces y la sociedad se comportaban como si los soldados fuesen responsables de la derrota. "Hubo un acuerdo tácito para olvidar la guerra, esconder a los que regresaban y borrar de las mentes lo vivido. Para obtener la baja militar, los oficiales hicieron firmar a los soldados una declaración jurada, en la que nos comprometíamos a callar y por ende olvidar. Hablar de la guerra, de los ocurrido durante la guerra, fue lo primero que nos prohibieron. Así, el dolor, las humillaciones, las frustración, el desengaño, la furia, quedaron dentro de cada uno de nosotros hasta tornarse insoportables en muchos casos. Es que hablar, contar, era el primer, necesario paro para exorcizar nuestro infierno interior y empezar a curar las heridas. Pero no se podía, eran cuestiones de Estado. De modo que el regreso fue cruel, en silencio, a escondidas, como si fuésemos un grupo de cobardes. La bienvenida quedó para el hogar".[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=wyjtca8yMYY[/youtube]