Miércoles 14 de Diciembre de 2011, 12:18

Manos verdes

| Impulsan recuperar una huerta escolar para concretar un emprendimiento productivo hortícola (huerta orgánica) y ofrecer allí la posibilidad de aprender un oficio y generar fuentes de trabajo para los egresados de la Escuela de Educación Integral N° 10 “Ovidio Decroly” y sus grupos de pertenencia. El proyecto del voluntariado universitario pretende mejorar la alimentación actual de los niños y prevenir el sobrepeso y la obesidad mediante la incorporación de vegetales de propia producción a la dieta.


Este martes fue presentado, en la Escuela de Educación Integral Nº 10 “Ovidio Decroly”, el proyecto “Manos Verdes” del voluntariado universitario de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Facultad de Bromatología. La iniciativa, que será financiada por el Ministerio de Educación de la Nación, propone recuperar la huerta escolar que no funciona desde hace varios años (2007) y trabajarla de manera conjunta con la comunidad educativa con el propósito es generar un espacio laboral para los egresados de la escuela. Además de impulsar la generación de una PyME que ofrezca vegetales de producción orgánica listos para consumir y por lo tanto ingresos a los trabajadores se plantea la necesidad de realizar educación alimentario-nutricional e incorporar al menú de los niños la producción de los vegetales cosechados por ellos. La Escuela de Educación Integral N° 10 cobija a niños con capacidades diferentes, desde que nacen hasta los 23 años máximo. Ofrece hasta los 3 años Estimulación Temprana, y luego los niveles de Educación Inicial y Primaria, posibilitando la integración en escuelas de Educación Primaria, diurnas y nocturnas. “Esto implica que al finalizar la escolaridad los jóvenes no tienen otras oportunidades de capacitación ni de contención pasando a ser una carga familiar y a involucionar en cuanto a las capacidades adquiridas a lo largo de los años ininterrumpidos previos de educación y estimulación”, precisó la Licenciada en Nutrición Cristina Possidoni de Pietragalla. La directora del proyecto organizó una huerta en el hospital “Sagrado Corazón de Jesús” entre 1996-y 2001, la que cubrió las necesidades de vegetales de la institución, del comedor comunitario y de varias escuelas del medio. “Las actividades de la huerta contribuyeron a la rehabilitación de un paciente psiquiátrico y simultáneamente un paciente alcohólico en la cocina de la institución”, recordó Possidoni al mencionar que el año pasado “un reducido grupo de alumnos de la Escuela Nº 10 realizó una pasantía integradora en la escuela agrotécnica de la localidad trabajando en huerta y granja”. La Licenciada Possidoni puso énfasis en que los egresados de la EEI no encuentran posibilidades de inserción en la sociedad productiva, y que tener un integrante del grupo familiar con alguna discapacidad implica un reordenamiento que puede alterar la contención del resto del grupo de convivencia. “Las familias ven limitadas sus actividades tanto laborales como recreativas. Generar un proyecto que posibilite la participación de estos jóvenes y su entorno y que pueda transformarse en un emprendimiento productivo, daría solución a esta problemática social y familiar, posibilitando la seguridad personal, la autosuficiencia y el logro el propio sustento. También es una alternativa para poder reinsertar al sistema educativo a los niños en situación de deserción o abandono escolar, sirviendo además, como espacio de contención social y familiar”, expuso. La responsable del proyecto destacó que la Escuela cuente con un predio destinado al desarrollo de una huerta, que de hecho, se llevó adelante durante unos años y se cerró por no contar con el apoyo de los padres para su mantenimiento, y porque no existían los alumnos para el taller ocupacional laboral con edad suficiente: 10 años. Actualmente está cerrada, se encuentra sólo la estructura desnuda del invernáculo. La huerta institucional ha demostrado ser una actividad que resuelve simultáneamente varias situaciones. Por una parte el contacto con la tierra es una comprobada terapia ocupacional; la producción de alimentos que se consumen posteriormente, mejoran la aceptación de los vegetales. Además propicia la salud favoreciendo una dieta diversificada, reduce los costos en alimentos y genera disponibilidad económica para incorporar otros de elevada calidad nutricional. “Los momentos de trabajo propician el encuentro y la capacitación y por lo tanto se puede realizar educación alimentario nutricional, en un marco de naturalidad y espontaneidad”, dijo la profesional. Más adelante comentó que de la evaluación nutricional realizada a los alumnos de la Escuela ha arrojado datos similares a los de las escuelas de la zona, un porcentaje de sobrepeso y obesidad cercano al 20 %. “Algunos niños con discapacidad presentan una menor sensación de saciedad lo que exigiría en las personas responsables de su alimentación conocimientos específicos. Hemos podido detectar un profundo desconocimiento en las familias sobre los temas relacionados con alimentación y un genuino interés en los docentes y cocineras de la escuela por aprender y mejorar la comida ofrecida a los niños. Por lo tanto creemos que este proyecto podría mejorar la situación nutricional de sobrepeso y obesidad de los niños y jóvenes que hoy participan de este comedor y mejora el estilo de vida ofreciendo la posibilidad de desarrollar una actividad física organizada y productiva”, dijo. La Licenciada Possidoni destacó que la institución educativa es reconocida a nivel local, y exaltó el compromiso del equipo de trabajo del establecimiento, lo que a su criterio “posibilitan pensar en la viabilidad de este proyecto” y espera que la participación activa de los adultos referentes en este proyecto “contribuya a profundizar y estrechar la relación de los integrantes de la comunidad educativa en beneficio de todos”. Además “se cuenta con el apoyo del hospital “Sagrado Corazón de Jesús” y de la Municipalidad. La Escuela, que se encuentra emplazada en un predio en el barrio Centro, es única en su tipo en la zona. Está ubicada sobre calle Cordoba 155, cuenta con un espacio anexo situado a 100 metros del edificio escolar, de aproximadamente de 50 por 15 metros. Donde hace unos años funcionó el vivero, estando hoy la estructura que deberá ser reacondicionada para volver a funcionar y para lo cual se contará con el aporte de recursos del Ministerio de Educación de la Nación.