Para Aldáz el atentado a la Embajada de Israel no reconoc&iacu

El 17 de marzo de 1992 una poderosa bomba destruyó el edificio de la Embajada de Israel en Buenos Aires llevándose, entre sus escombros, la vida de 29 personas. En un instante, la sede diplomática el convento, el geriátrico y la iglesia quedaron, literalmente, borrados del mapa de la ciudad de Buenos Aires. Desde ese momento el terrorismo dejó de ser un fenómeno extraño y distante y un problema ajeno para los argentinos. "Cada aniversario del atentado a la Embajada resulta tan doloroso como el día en que ocurrió. Una experiencia como ésta, a la cual lamentablemente se sumó, dos años más tarde, la voladura de la AMIA, dejó una herida muy profunda en nuestra sociedad. Niños y ancianos fueron inocentes víctimas de la tremenda catástrofe debido a que en dos edificios linderos a la sede diplomática funcionaban un jardín de infantes y un hogar para abuelos, loa que resultaron dañados por la fuerte explosión, provocando una enorme humareda que pudo ser observada desde una buena parte de la zona céntrica de Buenos Aires", sostuvo el funcionario provincial. Fuerzas de la Policía Federal, los bomberos y de Defensa Civil sumados a los servicios de urgencia de los Hospitales Fernández, Argerich, Ramos Mejía y de Niños coordinaron la búsqueda de personas atrapadas en los escombros. También participó el simple ciudadano que se arrimó al vallado a decir una ración y rogar por su salvación. "No debemos olvidar que la falta de eficiencia de los servicios de justicia y seguridad crearon las condiciones para la concreción posterior del ataque contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), causando la muerte de 85 personas y más de 300 heridos. Estas cobardes agresiones fueron una falta de respeto a toda la sociedad argentina, porque quienes allí murieron no fueron sólo judíos, sino también de otros credos y, fundamentalmente, argentinos y hoy estos hechos todavía continúan impunes", expresó el Dr. Aldáz Finalmente, el ex intendente aseveró que "es importante que hombres y mujeres asumamos la tarea de educar a las futuras generaciones en el respeto a las diferencias (de raza, de género, de religión) y a la libertad para que todos puedan disfrutar de una sociedad más enriquecedora y más justa".