Jueves 17 de Septiembre de 2009, 22:37

Un basavilbasense, del barrio Tolcachier, cocina en el Principado de M

| Se trata de Miguel Michel, que comenzó su actividad ligada a la hotelería y gastronomía en el “Hotel Robertito” y que luego se radicará en Gualeguaychú donde cursó estudios universitarios. En diálogo con RIEL FM recordó los sacrificios realizados, el apoyo de su familia y amigos, “nunca se debe renunciar a los sueños”, afirma.


Miguel Michel nos comentó que como tantos otros jóvenes un día, de 1994, cargó dos mochilas, “una chica con alguna muda de ropa, un par de libros, y en la otra, bien grande repleta de sueños”, partió de “Basso” en busca de nuevos horizontes. Apoyado de los conocimientos adquiridos en la escuela, primaria y secundaria, las enseñanzas de Juan y Rosa, sus padres, el aliento y apoyo de Maruca y Humberto Sosa, quienes fueron sus primeros empleadores, y con mucho esfuerzo y dedicación emprendió la empresa de “conquistar el mundo”. “Estudié Bromatología, trabaje y estudie y estudie y estudie y al final llegué a ser el profesional que soñaba. Soy Chef de Alta Cocina y Cocina Internacional, estudié Francés, Inglés e Italiano, y con todo esto, después de 16 años, llegué a Europa, primero a España, más precisamente a Las Islas Baleares, y luego, hasta ahora, trabajo y vivo en el Principado de Mónaco”, comenta Miguel. El chico nacido y criado en el barrio Tolcachier afirma que trabaja de lo que le gusta y ama, reconoce que su profesión no es fácil, por lo exigente del paladar europeo, pero que la experiencia lograda en este último año y medio es fundamental para su carrera. “Nunca se debe renunciar a los sueños, jamás hay que bajar los brazos, por más que las dificultades no pongan en situaciones límites. Todas las cosas que nos pasan deben servir de aprendizaje, este tren al que nos subimos cuando nacemos pasa por muchas estaciones todas nos ofrecen la posibilidad de crecer como personas, está en nosotros saber aprovechar”, afirma. Poco antes de las 23 del jueves (hora de Mónaco) “Miguelito” se despedía de RIEL FM agradeciendo a todos los que le brindaron alguna oportunidad en la vida, “se que a veces con decir gracias no alcanza, pero quiero que sepan que siempre están cerca, aunque este en el primer mundo, viejo mundo, del otro lado del Atlántico, o como lo quieran llamar, siempre estarán en mi corazón. Un abrazo enorme a todo Basavilbaso, a mi ciudad adoptiva Gualeguaychú, a mis amigos, y a toda la gente que me quiere bien y si con alguien he pecado pido perdón nunca ha sido mi intención”. [b]Mónaco glamour en la Costa Azul[/b] El Principado de Mónaco es el segundo Estado independiente más pequeño del mundo. Su área total no supera los dos kilómetros cuadrados; es decir, poco más de 190 hectáreas, de las cuales casi un 40 por ciento fue recuperado del mar en los últimos veinte años. El asunto del tamaño poco importa a sus 30 mil habitantes. Cómo podría ser de otro modo si se saben poseedores de una de las historias más ricas de Europa, con el apellido Grimaldi como constante. La familia Grimaldi, los gobernantes de Mónaco, ha estado en esta parte de la Riviera francesa por más de 700 años. Durante el conflicto italiano de fines del siglo XIII entre los güelfos (que apoyaban al papa) y los gibelinos (que estaban con el emperador romano), el güelfo François Grimaldi fue expulsado de Génova. Junto a sus hombres, todos disfrazados de monjes, capturaron Mónaco (desde entonces, hay dos monjes armados en el escudo de armas de los Grimaldi). Hoy, el Principado tiene cuatro sectores: la ciudad vieja, MónacoVille, en un rocoso peñasco a unos 160 metros de altura; la ciudad nueva, Montecarlo, con tiendas, hoteles, jardines y el famoso casino; un área de unión entre las dos anteriores, La Condamine, que rodea al puerto siempre lleno de lujosos yates; y hacia el Sur, Fontvieille, sector industrial y nuevo polo de desarrollo residencial.