Viernes 5 de Agosto de 2016, 15:36

Arranca el Clausura 2016 con un merecido homenaje

Fútbol | Este domingo comienza el segundo tramo de la temporada oficial de la Liga Regional de Fútbol, y las autoridades eligieron para homenajear a Livio Juan De Battista.


Este domingo comienza el Clausura 2016 de la Liga Regional de Fútbol. Como se estableció hace un tiempo el torneo llevará el nombre de una persona a la que se quiere rendir homenaje. Así como en el Apertura se destacó el compromiso de Jorge Sánchez, ligado a la Regional a través de El Porvenir, para el segundo tramo del año la figura elegida es Livio Juan De Battista. Livio, como se lo conoce, el tercero de cuatro hermanos, hijo de Enrique Carlos De Battista, uno, sino el gran mentor de la Liga Regional de Fútbol que hoy conocemos. Desde joven fue un amante del fútbol, hincha de Racing y entusiasta de Juventud Unida de Gilbert, de comienzos de los años ‘60 hasta que a finales de esa misma década se convirtiera en el Centro Cultural Social y Deportivo Gilbert. Lo que muchos no saben es que Livio jugó en Ramsar, fue en esos años previos a la fundación de la Regional, cuando el club de la calle Ramírez jugaba en la Liga Talense. En esos años De Battista tenía poco menos de 18, no había realizado el Servicio Militar, y además de jugar a la pelota (como hasta ahora le gusta decir) trabajaba -en el emprendimiento familiar- en el campo. Don Enrique fue uno de los más insistentes a la hora de que se formalice la constitución de un ente que agrupara a los que hasta ese momento jugaban en una especie de “liga independiente” o “rural”, pero no conseguía convencer a los dirigentes de Basavilbaso, que entendían que en lo deportivo estaban unos pasos adelante. Esa cuestión comenzó a ser derribada en un par de tardes de fútbol y goles, en los que los equipos de la “liga rural” vencieron a los “poderosos de ‘Basso’”; y el entonces Juventud Unida de Gilbert, dirigido por De Battista mostraba un funcionamiento que para nada era para menoscabar. En ese equipo Don Enrique dirigió a sus dos hijos varones: Denis, marcador central, y Livio, que con el “10” en la espalda era delantero. Los hermanos De Battista eran claves en ese equipo, que vestía de azul, pero Livio aún más era el goleador. En 1964 la Liga Regional de Fútbol Basavilbaso comenzaba su historia, y Juventud Unida de Gilbert escribía campeón con mayúsculas. Enrique De Battista, que tenía de Preparador Físico a Curvale, dirigió un plantel integrado por “Pepita” Domínguez; Héctor “Perita” Aguilera; Juan “Tizón” Romero; Walter Gallizzi; Omar Noir; Italio Vaiarini; Carlos Bataglia; Carlos González; Denis De Battista; Raúl Azcurrain; “Caio” Lamilla; Daniel “Churrasco” Altamirano; “Rojita” Viera; Livio De Battista y Juan Muñoz, con el que ganó el título del ‘68, la segunda estrella del “azurro”. El equipo de la localidad del Departamento Gualeguaychú siguió siendo -un par de años más- un fuerte animador de los torneos locales, y Livio el máximo anotador del club. Esa condición de goleador no lo mareó, aunque sus amigos cuentan que una vez tras hacer 4 frente a un combinado de Las Moscas sufrió un fuerte golpe en la cabeza, y no obstante mostrar que estaba desorientado nadie le creía y ese estado continuó en la cancha aportando para que “Churrasco” Altamirano hiciera media docena más. Quedó en la memoria de sus compañeros la pregunta y repregunta de Libio: “¿para que lado pateamos nosotros?”, algo que no se terminaba de comprender viniendo de un tipo que había sido tan efectivo frente al arco rival. Cuentan que a poco de terminar el partido superó ese “transe” sufrido tras el golpe, y consultó: “¿cómo vamos, cómo vamos?” La carrera futbolística de los De Battista quedó en gran medida atada a la suerte institucional del club de Gilbert, que en la década del ‘70 además del cambio de nombre suspendió -por un lustro entre el ‘73 y el ‘78- su participación en la Liga, con lo cual la mayoría de sus jugadores -está demás aclarar los De Battista incluidos- dejaron la práctica del fútbol. En ‘78 cuando el Cultural Social y Deportivo Gilbert retornó a la Liga, Livio intentó volver a las canchas, pero notó en ‘45 que el ritmo que le imponía la juventud no estaban a su alcance. Fue frente al “Decano”, en su cancha, y en el entretiempo resolvió colgar los botines, dejar atrás la marca de 168 goles (entre partidos oficiales y amistosos) para dar paso a un etapa aún más importante: la de dirigente. Livio nunca escapó a las responsabilidades para con su club, donde se lo requirió siempre dio el presente, excepto presidir la institución. Fue técnico, cargo con el que llevó al equipo al Subcampeonato, y delegado por años en la Liga, hasta el 2014, incluso en esos momentos en los que institucionalmente decir Livio era decir Gilbert y viceversa. Heredó la hombría de bien de su padre, y el cuaderno con las anotaciones estadísticas, que ha sido fundamental para reconstruir la historia de los primeros torneos de la Regional; bonachón y cascarrabia al mismo tiempo, simple y directo como fue en la cancha, de dónde nunca se fue por una cuestión disciplinaria. En pocas horas le rendirán un homenaje, justo por donde se lo mire. Él estará enojado, cree no merecerlo...irá, por primera vez en años, de muy mala gana a la cancha y/u obligado, pero confiamos que la dirigencia, los jugadores y el público le brindaremos como mínimo -en retribución a todo lo que hizo y hace por este, el más hermoso de los deportes- un momento de cariñó traducido en aplausos, que seguramente querrá sean breves porque será en la previa del partido en el que dirige (a Gilbert) su hijo César y jugarán sus nietos Mariano Cabrera (en Defensores del Oeste) y Juan De Battista (para el “azurro”).