Jueves 14 de Febrero de 2008, 09:49

Anuncian piquetes en el Litoral si no dejan circular a El Gran Capit&a

| Ayer el tren arribó a Posadas con tres horas de demora y en el último tramo a 5 y 15 kilómetros por hora. Las vías siguen en pésimo estado, el abandono es casi surrealista, pero los pasajeros lo siguen eligiendo.

Usuarios autoconvocados de distintas localidades de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, amenazaron si no hay más trenes de pasajeros, tampoco lo habrá de cargas, en una clara advertencia sobre la tensa relación que existe entre las empresas concesionarias de ambos servicios, luego de una extrema (aunque luego dejada sin efecto) decisión de interrumpir los viajes de El Gran Capitán la semana pasada. "Defendamos al tren de pasajeros de larga distancia, estemos alerta, si no dejan circular al Gran Capitán, no dejemos circular a los trenes de cargas. Piquetes y cortes de vías en todos los pueblos de Misiones, Corrientes y Entre Ríos. No nos olvidemos de los 12 años que estuvimos sin el tren. Luchemos por no quedarnos de nuevo sin el tren", reza uno de los volantes que se reparten desde el último incidente que casi derivó en la suspensión del servicio por parte de la Secretaría de Transporte de la Nación. La propia empresa Trenes Especiales Argentinos (TEA), había comunicado el viernes pasado que dejaría de circular después que recibiera una notificación notarial, según informaron voceros de la firma. Por medio de la notificación, la firma del tren de cargas, América Latina Logística, que entre otros insumos provee de las locomotoras, impide a TEA circular en las vías concesionadas a la misma "y que se suministre material tractivo, a partir del día de la fecha", según revelaba un comunicado de prensa oficial. Pero horas después la propia Comisión Nacional de Regulación de Transporte, mediante otro comunicado oficial, autorizó a que El Gran Capitán continúe con su servicio y que contará con el material tractivo cedido por la empresa ALL. La comunicación de la empresa se produjo en el marco de una polémica por la habilitación del servicio, en particular por la odisea que debieron afrontar más de 600 personas que partieron el domingo 3 de este mes de Posadas y que llegaron a Buenos Aires tras casi dos días de viaje, 18 horas más tarde de lo programado. Apóstoles-Posadas, en 3 horas La permanente incertidumbre sobre si el tren seguirá o no uniendo Posadas con la Capital Federal, despertó el alerta entre distintas organizaciones que ya se pusieron en contacto para pelear por la recuperación de las vías férreas y la normalización rápida del servicio que cumple El Gran Capitán. La empresa TEA convocó a la prensa de Posadas y Capital Federal, para que comprueben, una vez más, cómo se deterioran diariamente los rieles, sobre todo en el trayecto más peligroso, que es, casualmente, el que le corresponde a Misiones: desde Apóstoles a Posadas, pasando por Pindapoy y Garupá. La formación partió de Apóstoles a las 14:30, unas tres horas más tarde de lo previsto, incluso con demoras naturales. Tras un inicio relativamente normal a unos 40 kilómetros por hora, mientras la locomotora de ALL se introducía en trayectos espesos de naturaleza, fue aminorando de marcha sistemáticamente en los siguientes minutos. "Sentí los golpes, sentilos", dijo Javier Cantero, el gerente de la estación Posadas, al ritmo de los constantes vaivenes de los vagones, que en determinados momentos se ponían más fuertes y continuos. "Los golpes son por las vías, algunas tocan el piso y en otras ocasiones los golpeteos son porque en algunos trayectos, las uniones de las vías están muy separadas...". Las explicaciones son innumerables y todo tiene un denominador casi común. La falta de mantenimiento de las vías por parte de la empresa encargada en hacerlo y el poco interés demostrado por la Secretaría de Transporte de la Nación. Pero no sólo las vías en mal estado y sus constantes dilataciones cuando las temperaturas son altas (en la zona casi todo el año), sino que es increíble la falta de desmalezamiento y limpieza de la vegetación que en muchos trayectos cierran por completo la visual de los pasajeros y hasta quizás del maquinista. A casi la mitad del trayecto entre Apóstoles y Posadas (en donde hay un total de 47 kilómetros), el ritmo de El Gran Capitán es el más lento de todos. Es una zona de vagones de carga, ruedas de acero y hierros retorcidos, es la zona inmediata al puente de Pindapoy. A paso de hombre el tren traspone el puente, ante la atenta mirada de los centenares de pasajeros, que no evitan mirar los vagones desparramados a un costado de las vías. En el puente las reparaciones no se hicieron, luego que cediera su estructura original a mediados del año pasado, por la excesiva peso del tren de cargas, que terminó a la vez descarrilando. En la estación que la EBY construye en Garupá para que funciones como provisoria, los andenes son cortos y casi la mitad de la formación queda afuera. Tras unos 20 minutos detenido, El Gran Capitán sigue a 10 o 5 kilómetros por hora y llega a Posadas a las 17:45. Es increíble, pero la alegría de llegar es inevitable y el cansancio, la resignación, quedan en los vagones. [b]Resbalaba y pusieron arena[/b] El Gran Capitán acumuló a lo largo de los 5 años, desde que volvió a operar, un rica historia de surrealismo imposible de igualar o imaginar hasta por sus más grandes detractores. La formación ya había dejado Garupá y su arribo era inminente a la estación terminal de Posadas. Pero muy cerca de lograrlo, a poco del cruce de las vías, en donde se separan para que el de cargas continúe su marcha hacia el puente internacional, todo empezó a complicarse. Era de mañana y la frondosa vegetación de la zona empezó a pegarse en las vías, tanto así, que en un extraña combinación de mala suerte con la causalidad, las ruedas del tren empezaron a resbalar. No avanzaba directamente. Tras reiterados intentos fallidos, se decidió a buscar arena en un último plan casi descabellado. Pero efectivo, y aunque sirvió, el tren llegó a la estación, dos horas después. Fuente: diario El Territorio.