Viernes 24 de Marzo de 2006, 11:40

ARGENTINA RECUERDA EL INICIO DE LA ÚLTIMA DICTADURA

SE CUMPLEN 30 AÑOS | El 24 de marzo de 1976 los militares asaltaron el poder y derrocaron al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, instalando el terrorismo de Estado que dejó heridas abiertas en el pueblo argentino.


La cero hora del 24 de marzo de 1976 marcó el inicio de una larga noche que duró siete años sustentada en el terror y en la desaparición de todo aquel que se opusiera al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, cuya base económica tuvo características liberales. Hace 30 años las Fuerzas Armadas asaltaban la Casa de Gobierno y luego formaron una junta encabezada por Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti. Un helicóptero despegó de la terraza de la Casa Rosada para trasladar a Isabel Perón hacia Olivos, pero inventando una falla mecánica los pilotos se desviaron al sector militar del Aeroparque Jorge Newbery. En la estación aérea, tres altos oficiales de las Fuerzas Armadas le pidieron a Isabel que firmara su renuncia, mientras un avión la esperaba en la pista con dos destinos posibles: si la presidente dimitía sería trasladada al exterior; si no lo hacía sería confinada en el sur. Finalmente, el destino final de Isabel fue la residencia neuquina de El Messidor, y el destino final de quienes se opusieron al régimen fue la cárcel, la tortura, la muerte y la desaparición, que no respetó ni a los niños, con la ejecución de un plan sistemático de apropiación de menores, luego inscriptos como propios por represores o entregados a otras familias. El golpe no tomó de sorpresa a nadie: el discurso pronunciado el 24 de diciembre de 1975 por Videla frente a las tropas en operaciones en el monte tucumano, había tenido el tono de un emplazamiento al gobierno. José Alberto Deheza, último ministro de Defensa de María Estela Martínez de Perón, admitiría que ya el 5 de enero de 1976 "la presidente había recibido un virtual ultimátum de los señores comandantes generales, en una visita que a su pedido le hicieron en la residencia de Olivos". Unos días antes, el 18 de diciembre de 1975, el brigadier Jesús Orlando Capellini había encabezado una sublevación en la base aérea de Morón, donde una supuesta 'Fuerza Aérea en Operaciones' declaraba desconocer la autoridad del gobierno. Entre esa fecha y el 24 de marzo, algunos trataron de convencer al vicepresidente primero del Senado, Italo Luder, para que ocupara interinamente la presidencia, como una desesperada posibilidad para evitar el pronunciamiento militar, pero se negó. En un mensaje público, el líder radical Ricardo Balbín, dijo: "No tengo soluciones", mientras que Oscar Alende, en un intento por dar vuelta la situación, habló de un programa de gobierno y la propia Isabel intentó parar el golpe nombrando a un nuevo ministro de Economía y adelantando la fecha de las elecciones, pero todo fue en vano. De allí en más, la Junta Militar, que había usurpado el poder prometiendo "restituir los valores esenciales que sirven de fundamento a la conducción del Estado, enfatizando el sentido de moralidad, idoneidad y eficiencia" -según su propia proclama- se dedicó a hacer precisamente todo lo contrario.