| Un mes de respiro le dio Elisa Carrió a la flamante Presidenta antes de descerrajar munición gruesa de similar calibre al que le disparaba a su marido. Desde el Gobierno salieron de inmediato a responderle, poniendo en duda su estado mental.
Apenas retornada a Buenos Aires tras unos días de descanso en la costa, la líder de la Coalición Cívica criticó con dureza la venta de 15% de YPF al grupo Ezkenazi y la prórroga hasta el 2032 de la concesión de los tragamonedas del Hipódromo de Palermo, a los que definió como "la kirchnerización del petróleo y del juego".
En varias entrevistas radiales, también apuntó contra la fallida misión de Néstor Kirchner en la selva colombiana, a la que calificó como "un papelón internacional, un montaje de un escenario internacional mediocre, vulgar, para tapar el escándalo de la valija".
Para Carrió, no hay dudas: "Hay demasiadas pruebas" que demuestran que los 800.000 dólares que trajo al país Antonini Wilson "eran para Kirchner y la campaña electoral de su mujer", aseguró. Y afirmó que “Cristina no gobierna” y que el poder sigue en manos del ex presidente.
Quien salió a responderle desde el oficialismo fue el ministro del Interior, Florencio Randazzo. "Esta mujer representa lo peor de la política argentina,", contraatacó el ministro. "Ella tiene algún problema psicológico que no le permite avanzar, dejar de lado su frustración por la derrota electoral, y mirar el futuro de manera constructiva, que es lo que esperan todos los argentinos de la dirigencia política", agregó.
