Viernes 9 de Abril de 2010, 15:48

Cobos ordenó descuentos a los senadores que no vayan a sesionar

| Citarán a los legisladores ausentes en la última sesión para dar quórum el próximo miércoles, en una nueva reunión parlamentaria bajo advertencia de ser multados con el 20 por ciento de descuento de sus dietas en caso de no asistir.

En una medida inédita en la historia parlamentaria y que promete agudizar la crisis política que atraviesa el Congreso, el presidente del Senado y vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, ordenó ayer descontar el 20% de la dieta a aquellos senadores que en la sesión del miércoles próximo no den quórum y persistan en su estrategia de impedir el funcionamiento de la Cámara. La amenaza pende sobre los 36 legisladores -kirchneristas y aliados- que frustraron la sesión de anteayer: todos serán convocados por medio de una solicitada que será publicada en dos diarios de Capital Federal el lunes o martes de la semana próxima. El oficialismo no se pronunció públicamente sobre estas medidas, pero fuentes kirchneristas anticiparon su rechazo a cualquier acción disciplinaria y dijeron que la impugnarán por vía administrativa, sin descartar ninguna otra acción posterior ante los estrados judiciales. Ambas decisiones fueron adoptadas por Cobos minutos antes de asumir el Poder Ejecutivo en reemplazo de la presidenta Cristina Kirchner, que en la tarde de ayer viajó a los Estados Unidos, y deberán ser instrumentadas por el presidente provisional del Senado, el kirchnerista José Pampuro (Buenos Aires), que quedará a cargo de la Cámara alta mientras la jefa del Estado permanezca en el exterior. En medio de una tensión política creciente, las órdenes dictadas ayer por Cobos podrían complicar la relación con Pampuro, uno de los pocos oficialistas con tendencia al diálogo en el Senado. Esto es así porque el legislador se podría ver obligado a poner en práctica una medida que lo afectará de manera directa, ya que, como miembro del bloque oficialista, viene negándose a dar quórum desde hace un mes, publica hoy La Nación. El vicepresidente plasmó su decisión en un instructivo que entregó a los secretarios parlamentario, Juan Estrada, y administrativo, Antonio Rins. En realidad, la convocatoria y la amenaza del descuento de dieta a los legisladores “díscolos” fue decidida por los 36 senadores del frente no oficialista que anteayer se quedaron en sus bancas sin poder sesionar por la ausencia del kirchnerismo, sus aliados y el ex presidente Carlos Menem (La Rioja). Querían tratar una reforma en la distribución de lo recaudado por el impuesto al cheque, una medida muy resistida por la Casa Rosada. Los senadores de la oposición hicieron una sesión en minoría en la que reclamaron el descuento de dietas a los que faltaran, amparándose en varios artículos del reglamentos que avalan la aplicación de medidas disciplinarias. Además de Menem y los 32 miembros del bloque del Frente para la Victoria, la lista de los senadores que serán convocados con nombre y apellido por los diarios incluye a los aliados oficialistas María Rosa Díaz y José Martínez (ex ARI de Tierra del Fuego) y Horacio Lores (Movimiento Popular Neuquino). Los avisos tendrán configuración de solicitada y un texto de claro tono institucional. En otras palabras, negaron que fueran a tener un estilo polémico y perentorio. Sin embargo, los senadores opositores también dispusieron que en el caso de persistir el kirchnerismo y sus aliados en su estrategia, además del recorte de dietas, fueran compelidos por la fuerza pública para asistir a una futura convocatoria de la cámara. De llegarse a esto, el Senado enfrentaría una situación de extrema tensión que difícilmente permita llegar a algún tipo de acuerdo que hiciera posible destrabar la crisis institucional que mantiene empantanado el funcionamiento de un poder del Estado. La historia parlamentaria reciente sólo registra un antecedente de uso de la fuerza pública para obligar a un senador a asistir a una sesión. Ocurrió en octubre de 1993, cuando el bonaerense Antonio Cafiero se rebeló ante los deseos reeleccionistas de Carlos Menem, que había ordenado avanzar con un proyecto de ley de necesidad de la reforma de la Constitución nacional. Cuenta la leyenda que la Casa Rosada ordenó a personal de la Policía Federal y de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) que ubicaran al legislador para obligarlo a comparecer en el recinto del Senado y que, mientras esto ocurría, Cafiero permaneció a bordo de un auto, acompañado por su chofer, dando vueltas por la Capital Federal. Aquel operativo concluyó en fracaso, aunque los deseos de Menem pudieron cumplirse poco después, gracias a un acuerdo con la UCR: el famoso Pacto de Olivos. Pero esa es otra historia.