Viernes 3 de Abril de 2009, 14:08

Comienzan a reconstruirse los lazos entre Argentina y el FMI

| El país podría recibir hasta 3.500 millones de dólares. Se trata del primer paso de un largo camino que implica, en principio, la reconstrucción de la relación con el FMI, largamente denostado por el gobierno. Contradicciones con el rumbo económico actual del gobierno.

El resultado de la Cumbre del G-20 inyectó entusiasmo a la delegación argentina encabezada por la presidenta Cristina Fernández, quien subrayó la posibilidad de que la Argentina reciba “entre 2.500 y 3.500 millones de dólares” del FMI en “derechos especiales de giro”. Durante la cumbre los principales líderes mundiales acordaron incrementar los fondos destinados a ayudar a la economía global y aumentar la regulación del mercado financiero. “Las perspectivas van a cambiar si logramos aplicar lo resuelto por el G-20, que significa un salto cualitativo”, afirmó la Presidenta al terminar la Cumbre, en diálogo con los periodistas argentinos. La delegación argentina subrayó especialmente la reactivación de los DEG, una herramienta financiera creada en 1969 para compensar las reservas de los países miembros de acuerdo a las cuotas que cada uno tiene en el organismo. Por tal motivo, los asesores de la Presidenta estimaron entre “2.500 y 3.500 millones de dólares” los correspondientes a la Argentina. Sin embargo, se trata del primer paso de un largo camino que implica, en principio, la reconstrucción de la relación con el FMI, largamente denostado por el gobierno. La Presidenta, en efecto, asoció la reanudación del vínculo con el Fondo a los resultados de la “reforma del organismo” que ayer formó parte del acuerdo del G-20. Pero el documento fija como meta de las reformas del organismo el 2011. De todas formas, Fernández de Kirchner destacó como un reconocimiento que su antecesor y marido, Néstor Kirchner, había expresado en diferentes foros internacionales la necesidad cambiar las reglas del Fondo. “En el documento se dice que el FMI debe evaluar a todos por igual, cuando hasta ahora existió un doble estándar”, subrayó Fernández de Kirchner. La delegación argentina, en cambio, evitó destacar otros puntos del acuerdo como el rechazo al proteccionismo y el llamado a “abstenerse de las devaluaciones competitivas”, que colisionan con medidas impulsadas desde el gobierno. La Presidenta prefirió subrayar que el texto incluye “una crítica muy fuerte al tema de las calificadores de riesgo y la necesidad del control sobre las mismas”. “Creo que hubo muchos adelantos respecto de lo que fue la reunión en Washington”, enfatizó Fernández de Kirchner. A pocos metros, en otro rincón del lobby del hotel Jumirah, el embajador argentino en Washington, Héctor Timermann, atribuyó en gran medida el giro en las negociaciones al cambio de gestión en los Estados Unidos, en una indirecta crítica a George W. Bush y en un nuevo elogio a la nueva administración de Barack Obama. “La profundización de la crisis los ha hecho ser más abiertos y escuchar”, puntualizó a su vez el canciller Jorge Taiana quien, junto al ministro de Economía, Carlos Fernández, compartió las negociaciones del G-20.