| La Presidenta Cristina Fernández no llevó “buenas noticias” al número 2 del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, como se especuló, aunque sí ofreció una “agenda positiva” para encarar en un futuro inmediato los conflictos bilaterales pendientes.
Fuentes gubernamentales dejaron trascender que la primera mandataria y el purpurado vaticano “acordaron reactivar caminos de diálogo”, aunque sin especificar cuáles, tras una serie de roces diplomáticos.
La conflictiva relación de la Iglesia con la administración kirchnerista volvió a tensarse con la negativa del Gobierno a designar un nuevo embajador ante la Santa Sede, tras la no aceptación del plácet de Alberto Iribarne por su condición de católico divorciado en nueva unión.
La sede diplomática sigue a cargo del encargado de negocios, Hugo Gobbi, situación que la Santa Sede considera de “status irregular”.
A esto se suman otras cuestiones bilaterales sin resolver como la regularización del obispado castrense, que el Gobierno pretende disolver y permanece vacante desde la renuncia de monseñor Antonio Baseotto, y las demoras oficiales para autorizar la creación de dos nuevas diócesis patagónicas.
La prolongación de estos conflictos también puso al borde del traslado al nuncio apostólico monseñor Adriano Bernardini, quien “puede ser reemplazado en breve”.
