Martes 24 de Febrero de 2009, 09:53

Débora Giorgi se reúne con la Mesa de Enlace

| Las mayores trabas no sólo estarían en las retenciones. El campo insistirá en reclamar la liberalización de las exportaciones de leche y carne, una propuesta en la que el Gobierno no tiene previsto ceder, al menos en la primera reunión.

Los dirigentes de la Mesa de Enlace se presentarán hoy a las 14 en la sede del Ministerio de la Producción, donde tienen cita con Débora Giorgi. Un rato antes, conciliarán posiciones en las oficinas de Coninagro. No deben discutir su larga lista de demandas, sino el tono con que las plantearán. El dilema no es menor: en muchas rutas, grupos de productores esperarán el resultado de la reunión, la primera del agro con un ministro en siete meses. El episodio protagonizado por Alfredo De Angeli y los productores entrerrianos en la sede de un banco echó más presión sobre las espaldas de los popes de la Mesa de Enlace, que saben que sus bases quieren respuestas rápido. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, explotó esa duda y pidió ayer a los ruralistas que asistan a la reunión con Giorgi como "defensores de los intereses del campo" y no "como dirigentes de la oposición política". Y aunque sostuvo que para el Gobierno "el de las retenciones no es un tema tabú", negó una vez más que ese reclamo vaya a formar parte de la oferta oficial a las entidades. Eduardo Buzzi, el titular de la Federación Agraria, volvió a hablar ayer en tono contemporizador. Dijo que el encuentro con Giorgi debería "ser una oportunidad para encontrar solución a los múltiples reclamos largamente postergados". Pero ni él ni sus pares de CRA, Mario Llambías; Coninagro, Carlos Garetto; y de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, eran optimistas. Más bien, ayer primaba entre los dirigentes la sensación de que ingresaban a una nueva etapa de dilaciones por parte del Gobierno. En las oficinas de Giorgi buscaban ayer medidas que permitan contener el malhumor del campo sin ceder a su principal reclamo, la generosa revisión de las retenciones. Pedido que, por cierto, ahora levantan gobernadores como el cordobés Juan Schiaretti., que ayer opinó: "Es imprescindible que bajen las retenciones a la soja". Según resaltaron ayer fuentes oficiales, el Gobierno tiene previsto presentar una propuesta concreta al campo. La base, en la que trabajó Giorgi junto con el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, es el borrador de las ya famosas reuniones secretas entre el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati. En Balcarce 50 confiesan, a diferencia de las frustradas negociaciones del año pasado, que esta vez hay intención de acordar. Lo cierto es que las retenciones a la soja serán el límite que impondrá la Casa Rosada y en el campo son pocos los que convalidan el borrador de De Vido. El argumento que ayer esgrimió Randazzo es el que planteará hoy Giorgi si una rebaja en el impuesto a las exportaciones de la oleaginosa vuelve sobre la mesa de debate. "Suspender las retenciones a la soja implica un costo fiscal de 15.800 millones de pesos", planteó el ministro, y chicaneó: "Sacarlas significaría dejar de darles aumento a los jubilados o dejar de dar asistencia social a los argentinos que todavía no tienen trabajo, pagarles menos a los hombres de la seguridad e, incluso, pagarles menos a los maestros." Las mayores trabas no sólo están puestas en las retenciones. El campo insistirá en reclamar la liberalización de las exportaciones de leche y carne, una propuesta en la que el Gobierno no tiene previsto ceder, al menos en la primera reunión.