Jueves 14 de Septiembre de 2023, 12:26

Descubren un esqueleto casi completo de un reptil elasmosaurio

Sociedad | Los restos de fósiles fueron hallados por un residente de Chubut y su identificación estuvo a cargo de investigadores del CONICET.


Carmelo Muñoz es un puestero rural de un campo en el centro de la provincia de Chubut que un día del año 2009 salió a buscar un chivo perdido y volvió -lo sabría años después- con un reptil prehistórico en sus manos. Esa tarde, su experiencia le aseguró que aquellos restos óseos que vio desde el caballo no pertenecían a su ganado ni a ningún otro animal actual porque no eran huesos sino fósiles.

Y fue su sentido de la responsabilidad el que marcó el desenlace de la hazaña: guardó cuidadosamente el material y dio aviso al dueño del único bar de un pueblo cercano llamado Bajada del Diablo quien, a su vez, tiempo después se lo comentó a Pablo Puerta, encargado de la organización de campañas en el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) de la ciudad de Trelew, que pasaba por la zona.

Comenzaba así a gestarse lo que sería el descubrimiento de un nuevo elasmosaurio, un gigantesco animal marino que vivió durante la última etapa de los dinosaurios, y que acaba de darse a conocer en la revista Cretaceous Research.

Convocados por el MEF, cuatro investigadores e investigadoras del CONICET de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) viajaron al sitio del hallazgo para hacer, en principio, una inspección ocular. 

Constataron que se trataba de un tipo de plesiosaurio, un grupo de reptiles marinos que habitaron en todas las aguas del planeta entre comienzos del período Jurásico y del final del Cretácico entre 201 y 65 millones de años. A partir de información inicial, organizaron en el año 2021 dos campañas para extraer los restos. Que bautizaron con el nombre de Chubutinectes carmeloi en homenaje a su descubridor original.

Es el holotipo, es decir el único ejemplar existente hasta el momento de una nueva especie dentro de la familia Elasmosauridae y del orden Plesiosauria.

Como todos los de su tipo, el Chubutinectes carmeloi tenía un cuello muy largo y una cabeza relativamente pequeña.

Con un tronco de unos 2 metros de largo, la longitud total de su cuerpo se estima en aproximadamente 8 metros, mientras que su peso habría rondado los 2 mil kilos, lo cual lo convierte en un elasmosaurio de tamaño medio.

“Además de algunas vértebras cervicales y parte del húmero que encontró Carmelo, nosotros colectamos casi todos los huesos de la columna desde el tronco hasta la cola, costillas dorsales y otras abdominales llamadas gastralia, una estructura común en ciertos reptiles. También hallamos la cintura escapular, la pélvica bastante completa y elementos importantes de los miembros anteriores o posteriores, como fémur, tibia, fíbula y falanges”, relató José Patricio O’ Gorman, investigador del CONICET y primer autor de la publicación científica.

Luego de colectar todo el material, durante el 2022 se procedió al exhaustivo trabajo de preparar y estudiar las muestras en detalle para conocer de qué animal se trataba. “La conclusión es que estamos frente a una nueva especie, la tercera descripta en Argentina, porque tiene características diferentes a las otras dos conocidas”, detalló O’ Gorman.

Los fósiles invertebrados que aparecieron junto a los restos principales, les dieron pista a los investigadores para determinar que el Chubutinectes carmeloi vivió hace alrededor de 67 millones de años, poco antes de la extinción de los dinosaurios, que se ubica hacia los 65 millones de años atrás.

La Dra Ana Paula Carignano, investigadora del CONICET que formó parte del trabajo expresó que “En el sedimento asociado al elasmosaurio, reconocimos tres grupos de microfósiles y nanofósiles, organismos muy pequeñitos que solo pueden observarse a través de lupa o microscopio”.

La relativa abundancia y buen estado de preservación les permitió, además de la datación, interpretar el hábitat del espécimen como un ambiente marino de aguas poco profundas y cálidas. Más allá del importante hallazgo, las y los especialistas destacan los hechos puntuales que posibilitaron llevar adelante la investigación.

“El sitio es muy remoto y aislado, y de no ser por la responsabilidad de Carmelo, hoy no sabríamos de la existencia de esta nueva especie, que sería probablemente un adorno en la ventana de su casa, algo que ha sucedido históricamente con muchos fósiles”, señaló O’ Gorman.

Y es que a pesar de la falta de información y de la disponibilidad de medios de comunicación como el teléfono, Carmelo Muñoz intuitivamente reconoció el valor de lo que había encontrado y que no le pertenecía, por lo tanto debía ponerlo a disposición de las autoridades provinciales.

“Siempre nos recibió con alegría, gentileza y mucho respeto por nuestra profesión, que le es completamente ajena. Nos queda la satisfacción de que evidentemente el mensaje sobre el cuidado del patrimonio natural se está difundiendo muy bien”, aseguró el investigador.

Fuente: Comunicaciones CONICET