Sábado 26 de Septiembre de 2009, 01:34

El Gran Capitán cumple seis años viajando por los pueblo

| Une las estaciones Federico Lacroze con Garupa en Misiones y cumple, con el viaje que inició esta noche, seis años ininterrumpidos desde que “regresó” tras más de una década de “ausencia”. El servicio de pasajeros, imprescindible para miles de compatriotas y cientos de hermanos paraguayos, sobrevive al paso del tiempo, a marcha lenta -por el mal estado de las vías- y sin subsidio económico alguno, sin embargo conserva el confort, es seguro y incomparablemente más económico.


El tren de los más humildes cumple seis años. Recorre lentamente las vías de la Mesopotamia, las que denotan el paso del tiempo, la desinversión y hasta la desidia. A lo largo de sus viajes, desde su salida de la “selva de cemento”, el camino muestras paisajes únicos, pasando por los verdes incomparables de Entre Ríos y hasta la selva misionera. Un total de 52 estaciones son testigos de cada viaje y del esfuerzo que le pone Trenes Especiales Argentinos S.A, una empresa PYME argentina con estructura familiar, que repara, mantiene y opera el servicio ferroviario de pasajeros que recorre más kilómetros por viaje, 1.120 kilómetros. “El Gran Capitán” ayuda a poner a la luz la dramática reducción a la que se sometió a los ramales ferroviarios, existían 35.000 kilómetros de vías férreas, actualmente hay menos de 15.000 y se estima que sólo el 50 por ciento está en condiciones de uso regular, y el escasísimo o nulo interés de los gobernantes en recuperarlos en función de las necesidades de un medio de transporte más seguro, menos contaminante y más económico. Viajar entre Capital Federal y Encarnación (Paraguay) en un coche Turista cuesta $38 y en Primera $59, mientras que el pasaje en micro entre Retiro y Posadas se consigue desde $150. El tren de T.E.A tiene un valor más importante, el social, porque permite que familias enteras se movilicen entre los distintos pueblos del interior de la Mesopotamia, los que se resisten a resignarse a la posibilidad de revivir las épocas donde la actividad ferroviaria era sinónimo de progreso. Por ello es que “El Gran Capitán” se alza como la bandera de todos aquellos que demandan una reactivación de este transporte, para convertir cada estación en un detonante de las actividades comerciales para impulsar el desarrollo de los pueblos que resisten a quedar en el olvido. El estado calamitoso que en muchos lugares presenta el estado de los rieles son una cicatriz de la herida de muerte que le provocaron a la red ferroviaria las políticas neoliberales de los ’90, no obstante sus pasajeros se hacen de paciencia, viajen y defienden al que denominan “tren de los humildes”. “Los cambios que se puedan producir para mejorarlo deben ser con el tren en la vía, no permitiremos que se suprima un servicio más”, advirtió Juan, un pasajero correntino que abordó este viernes el tren como lo hizo en el viaje inaugural, hace seis años, del que recuerda con emoción: “en cada estación la gente salía a saludar el paso del tren con banderas y pañuelos. En muchos lugares hubo actos y discursos de las autoridades prometiendo apoyo el que con el paso del tiempo en buena medida se transformó en indiferencia”. “El Gran Capitán es símbolo de la resistencia de los argentinos que reclamamos tener servicios de transportes para todos, seguros y económicos para millones de argentinos, como lo hacen con este tren miles de litoraleños y cientos de paraguayos que podemos viajar a un precio social”, reflexionó Raúl de la localidad de Pindapoy (Misiones).