Lunes 6 de Abril de 2009, 14:47

El miércoles comienza la pascua judía

| El 8 de abril, con la salida de la primera estrella, los judíos del mundo comenzarán a celebrar la pascua judía (Pesaj), la festividad más antigua del calendario litúrgico, que conmemora la salida de este pueblo de Egipto. Aunque en Israel la celebración durará siete días, en la diáspora será de ocho y hace hincapié en el mensaje de libertad y solidaridad.

La festividad de Pascua recuerda la salida del pueblo judío de Israel de la esclavitud a la libertad y es el hito que convierte a un grupo de esclavos que iban perdiendo su identidad en un espacio de aflicción en una acción iniciada para poder salir a la libertad. En Pesaj se celebran dos hechos: la liberación de la esclavitud de Egipto, con el consiguiente nacimiento de la historia nacional del pueblo judío, y la cosecha de la cebada, símbolo de la relación existente entre la tierra e Israel. La festividad de Pesaj se celebra en el mes de Nisán del calendario hebreo. La fecha marca además el inicio de la primavera en Medio Oriente y por lo tanto, es entendida además cómo un momento apropiado para el cambio o la revitalización. Comienza el miércoles a la noche haciendo una cena familiar donde el ritual es el relato del texto que cuenta la historia de la salida de Egipto a través de alabanzas y las maravillas que este pueblo vivió. En Argentina la celebración dura siete días, pero en Israel dura ocho y es una celebración más complicada ya que rigen muchas reglas dietéticas. Por ejemplo, durante los ocho días que dura la celebración no se pueden comer harinas leudantes ni derivados del trigo, avena o centeno. Para la celebración se prepara un pan particular que recuerda la rapidez con la que el pueblo judío debió salir de Egipto sin tener tiempo de esperar a que leude. La cocción de algunos alimentos en particular debe realizarse en vajillas que no hayan tenido contacto con estos cereales. La preparación familiar comienza 15 días antes, oportunidad en que se realiza una limpieza minuciosa de la casa para eliminar todo lo que esté relacionado con los alimentos prohibidos en estos días. Se hace una limpieza minuciosa, un cambio de vajilla, y por eso se utiliza la vajilla correspondiente para Pesaj. Pero para Vitas no es un rito de purificación, sino de limpieza. Como la mayoría de las festividades de cualquier cultura se hace hincapié en el mensaje de libertad y solidaridad. Cada ser humano debe descubrirse no sólo en la libertad física sino de pensamiento y acción. La historia se remonta más de 3.000 años. La Biblia llama a la festividad con dos nombres, uno es Pesaj (Pascua) en recuerdo al sacrificio pascual, ya que según cuenta el relato, Dios salteó las casas hebreas castigando únicamente a los primogénitos egipcios. El otro, Jag HaMatzot, fiesta de los panes ázimos que recuerda cómo los judíos que huían de la barbarie del Faraón de Egipto debieron salir antes que el pan leude. Es por ello que una de las consignas es no comer pan, y en su lugar las finas matzá hechas sin levadura. Tanto en la sinagoga como en los hogares el evento cobra una significación especial, y el ánimo reflexivo se combina con alegría en un clima familiar. La costumbre es reunirse en torno a una mesa con algunos elementos comestibles de diversas simbologías, entonar canciones, realizar lecturas y transmitir así de generación en generación la experiencia del éxodo. Con mayor o menor rigurosidad religiosa esta es una tradición que se mantiene y se respeta La cena recibe el nombre de "Seder" (orden) ya que además de la epopeya relatada se beben cuatro copas de vino, los más pequeños formulan cuatro preguntas acerca del significado de la festividad, se bendice la presencia eterna de Jerusalem y se reza por la paz. Acto seguido, los brindis dan comienzo a un festín de comidas típicas elaboradas por “manos expertas” y transcurrir muchas horas en un reencuentro guiado por comentarios al estilo de “mi bobe (abuela) lo hacía mejor”. Fuente: AIM.