Viernes 17 de Agosto de 2007, 12:03

ENTRE LA DECADENCIA Y EL PROYECTO DEL TREN BALA

FERROCARRILES | A fin de mes el ferrocarril en la Argentina cumplirá 150 años, en medio de una fuerte crisis y en pleno debate sobre el futuro de un sistema que a lo largo de su historia acompañó el desarrollo del país y fue motivo de fuertes disputas políticas. Como un verdadero sistema nervioso, conectando a casi todo el país, el sistema ferroviario argentino llegó a tener más de 35 mil kilómetros de vías, la red más extensa de América Latina.

Los datos históricos formales señalan que el 29 de agosto de 1857 se inauguró el primer Ferrocarril Argentino, en una ceremonia presidida por el entonces gobernador bonaerense, Valentín Alsina. Pero aquel momento fue mucho más para el país: la fundación de un sistema que promovería un desarrollo integrado en vastas zonas del interior y en torno al que millones de argentinos estructuraron sus vidas. En la base del proyecto de la “Generación del 80”, todas las líneas de ferrocarril -controladas por Gran Bretaña- confluyeron en el poderoso puerto de Buenos Aires, como pilar del esquema agroexportador, que tuvo su momento de auge a principios de siglo. La nacionalización por parte del peronismo marcó otro hito en la historia de los ferrocarriles, tanto como su privatización en los 90, impuesta por Carlos Menem bajo la recordada amenaza “ramal que para, ramal que cierra”. “Hoy el sistema está prácticamente destruido”, así lo advirtió Elido Veschi, titular de Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos (APDFA). Una de las caras más crudas del desguace de los ferrocarriles es el fantasma del despoblamiento en el interior del país. Advirtió Alberto Chajet, de la asociación civil Responde (Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen). “De los más de 800 pueblos de menos de 2.000 habitantes que, según tenemos relevados, están en riesgo de desaparecer, el 80 % entraron en una situación crítica luego del cierre de los ramales”, precisó Chajet. El experto explicó que “el ferrocarril era un polo de progreso porque además de la gente que trabajaba para ellos, en todos los pueblos había un restaurant, una posada, comercios”. La otra cara del desmantelamiento del ferrocarril en el interior es la crisis de los trenes interurbanos. En los últimos años, el Gobierno debió dar de baja concesiones ante la furia de los pasajeros por el pésimo servicio y el maltrato. Ante esa situación, la gestión del presidente Néstor Kirchner envió un proyecto al Congreso para reformular el sistema, aunque aún existe incertidumbre sobre su aprobación. “El Senado le quitó al proyecto dos artículos que son los fundamentales. Sin eso, esto es más de lo mismo. El núcleo del proyecto es la creación de dos empresas estatales, una que maneje la infraestructura y otra las operaciones. Esto es estratégico y tiene que quedar”, consideró Veschi. El dirigente abogó por terminar con “el sistema de concesiones integrales, en las que el concesionario maneja todo y el Estado paga todo a través de subsidios”. “Los montos de dinero que se están gastando en la actualidad en los ferrocarriles a través de los subsidios son monstruosos, nunca hubo tanto dinero que, por supuesto, luego no se termina destinando al ferrocarril”, advirtió. “El Estado está asignando 6 mil millones de pesos por año a los ferrocarriles. Con la misma plata se podrían haber recontsruido 8 mil kilómetros de vías, comprar 70 locomotoras diesesl y 920 coches para circular a 120 kilómetros por hora. Hoy no se puede andar a más de 40 kilómetros por el pésimo estado de las vías”, denunció. En ese marco crítico, el Gobierno dio a conocer su proyecto para construir un “tren bala” entre Rosario y Córdoba. “Nosotros más que soñar con el tren bala aspiramos a recuperar los trenes con recorridos de entre 90 y 100 kilómetros m que teníamos en la década del 80. No desechamos la posibilidad de que haya tren bala, pero beneficiaría a un segmento muy pequeño”, advirtió Caminos, de La Fraternidad. El dirigente consideró que el gobierno actual “es el único que en los últimos años ha dado muestras de querer intentar mejorar” la situación de los ferrocarriles, pero que “las medidas que se están adoptando aún son incompletas”. “Es estratégico contar con un nuevo marco jurídico que dé de baja las leyes de reforma del Estado de la década del 90. El Estado tiene que recuperar un rol de ejecutividad. Esto no quiere decir excluir al sector privado pero es fundamental que el Estado sea propietario y administrador de la infraestructura ferroviaria”, explicó. Polémicas aparte, este próximo aniversario del sistema ferroviario argentino, que en su momento fue un orgullo para el país, quizás abra un espacio para pensar en planes estratégicos para el sector, con la intención de recuperar algo del brillo perdido. Fuente: El Diario de Paraná.