Jueves 2 de Febrero de 2006, 13:29

La inflación de enero no superaría el 1,5%

| De confirmarse el 1,3% o 1,4% (el dato oficial se conocerá este viernes) la inflación sería inferior al 1,5% del mismo mes de 2005 y alentaría el mantenimiento de esta política de controles.


El INDEC le informó a Felisa Miceli que en la última estimación la inflación de enero no llegaba a 1,5%. Todavía faltaban computar algunos datos pero la ministra de Economía no ocultó su satisfacción. Para la visión oficial, un aumento del costo de vida de 1,3 o 1,4% implica un éxito de la política de acuerdo con los formadores de precios. Este punto de vista supone que por esa vía le habrían restado medio punto de suba a lo que hubiese sido el resultado final sin ella. De confirmarse el 1,3% o 1,4% (el dato oficial se conocerá este viernes) la inflación sería inferior al 1,5% del mismo mes de 2005 y alentaría el mantenimiento de esta política de controles. De hecho, la ministra Miceli avanzó en negociar un acuerdo por un año con las principales cadenas de supermercados y siguió firmando convenios con empresas líderes en el rubro de consumo masivo. En otras palabras, el Gobierno siente que obtuvo un logro, pero que no puede aflojar. Por el lado de los empresarios, la sensación al sentarse a la mesa de negociaciones es que deben ceder al pedido oficial. Y que ése es el costo a pagar para que el presidente Kirchner funcione como un dique de contención a la presión por aumentos de sueldos que sobrevendría, vía sindical, a partir de marzo. El pedido de 57% de aumento de los químicos o de más del 60% de los telefónicos encendió luces amarillas entre los sectores empresarios. Entre tanto, la política oficial con el dólar parece haber ingresado en un sendero más estrecho en lo que hace a los márgenes de maniobra. Por un lado está la decisión del Banco Central de seguir comprando dólares para recomponer las reservas después de pagarle la totalidad de la deuda al Fondo Monetario. Con esas compras, ayer las reservas quedaron a sólo 17 millones de lo que el Gobierno considera la barrera psicológica de los 20.000 millones de dólares. Pero seguir comprando en estos días, cuando parece haber menos billetes verdes circulando por estas orillas podría influir para alguna leve suba de la divisa, que ayer cerró en 3,08 pesos. Desde ya que no se trata de que el dólar pueda subir, sino del hecho de que un ascenso de la divisa pueda poner presión sobre algunos precios de los alimentos cuando, por otro lado, se hacen esfuerzos para aquietarlos. La respuesta oficial es que con el dólar por debajo de los 3,10 pesos no debe haber presiones sobre el costo de vida. Si bien los funcionarios lo niegan, algunos economistas del sector privado creen que el Gobierno podría dejar deslizar en forma tenue al dólar. Creen que podría hacerlo para compensar en parte al campo por las pérdidas que habría provocado la sequía y, a la vez, permitir que el Tesoro siga recaudando bien por las retenciones a las exportaciones. Otros economistas, en cambio, estiman que por esa vía habría riesgos inflacionarios y que eso supondría un boicot para el propio Gobierno. Mientras esto pasa, el mercado financiero sigue viviendo un buen momento. Alentado por la rentabilidad que ofrecen los bonos en pesos y los atados al crecimiento de la actividad económica, mantiene un atractivo elevado para los inversores. Los títulos en pesos ofrecen hoy un rendimiento equivalente a la inflación del año más seis puntos. Si se supone que este año el dólar se quedará quieto, quien compre bonos podría obtener una renta de 16% o más, en dólares. Eso parece explicar también por qué hasta el presidente de Venezuela se siente muy tentado a comprar los bonos argentinos que, como otros de los países emergentes, han tenido un muy buen enero.