Miércoles 24 de Enero de 2007, 15:32

La necesidad de diálogo y los condicionamientos

PAPELERAS | Fue otra vez Kirchner quien tomó la iniciativa, más allá de todo lo que se ha escrito y dicho en sentido contrario en los medios de nuestro país. La intervención de la Corte de La Haya la pidió la Argentina; la mediación de Yánez Barnuevo, también. La invitación a hablar en Chile (2006), también. ¿Cuántas oportunidades más va a desaprovechar Tabaré?

Los dos pronunciamientos de la Corte Internacional de Justicia de la Haya, sobre todo el último fallo por el que rechazó tres amparos pedidos por Uruguay por los bloqueos en puentes y rutas de Entre Ríos, no dejaron otra instancia que el diálogo para Tabaré Vázquez y Néstor Kirchner. Desde ambas orillas rioplatenses se recogió el guante, pero asomaron varios condicionamientos para hacer posible que ambos mandatarios se sienten a negociar una salida al conflicto que ha deteriorado las relaciones entre la Argentina y el Uruguay como nunca antes había sucedido. En Uruguay se recibió el fallo de la Corte de La Haya con sorpresa. Fue un trago amargo, absolutamente inesperado. Una vez digerida la noticia y conocidos los entretelones que llegaban desde la sede de ese tribunal de Justicia europeo, desde Montevideo, el canciller Reinaldo Gargano dijo que “queremos dialogar”, pero insistió en reclamar como única moneda de cambio para una cumbre de presidentes el cese de los bloqueos. La exigencia llegaba, precisamente, en el momento en que esas medidas de protesta acababan de recibir el inesperado oxígeno del tribunal de La Haya que derivará en una profundización de bloqueos, cortes y manifestaciones que volverán a incluir a la ciudad de Buenos Aires (Embajada de Finlandia y segunda incursión en el área portuaria de Buquebús, incluidas). Mientras tanto, aquí, en la Casa Rosada, el presidente Néstor Kirchner cerró su jornada de martes de euforia contenida con una apelación al diálogo. Pero también condicionó esa instancia: “Fundamentalmente, lo que nos interesa, es que Dios quiera que con imaginación, con creatividad, respetando el medio ambiente, respetando el Tratado del Río Uruguay, podamos encontrar con nuestros hermanos uruguayos la capacidad de dialogar que nos permita superar, con la madurez que estos tiempos de la historia exigen, problemas como el que tenemos por delante”, dijo. Kirchner no duda en que no debe ceder en esta exigencia. Cuidado del medio ambiente y respeto por el Tratado del Río Uruguay, la cuestión de fondo por la que el Estado argentino presentó el pasado lunes 15 de enero su Memoria, que consiste en una recopilación de más de 4.000 carillas que contienen la argumentación suficiente como para demostrar que Uruguay, al menos en cinco oportunidades, violó sistemáticamente el estatuto del río. No fue el primer mandatario argentino el que titubeó entre sentarse a conversar con Tabaré o no. Basta recordar que en la 30ª Cumbre de jefes de Estado del MerCoSur realizada en Santiago de Chile, en julio de 2006, el Gobierno Argentino propuso un encuentro en la capital chilena que, en principio, había sido aceptado por el Presidente del Uruguay. Pero hubo un detalle que hizo variar la posición de Tabaré: sus asesores le mostraron copias de la repercusión que había tenido en los medios uruguayos esa aceptación a dialogar con Kirchner, y reaccionó de manera intempestiva, negando que hubiera dado el visto bueno para ese encuentro. “Entreguista”, era el término más suave con el que se calificaba a aquél sí al diálogo, en una serie de presiones que se entendían en medios como El País, que tienen una orientación diametralmente opuesta a la del jefe de Estado uruguayo. Vale recordar que para esa oportunidad, los asambleístas de Gualeguaychú aceptaron una tregua y liberaron el puente que une esa ciudad con Fray Bentos. Estaban dadas todas las condiciones para el diálogo. Para Néstor Kirchner (en Agencia NOVA lo hemos recordado en varias oportunidades), Tabaré Vázquez ya había generado una primera ruptura de una promesa cuando en oportunidad de cerrar su campaña electoral por el Frente Amplio aquí, en Buenos Aires, el primer mandatario uruguayo se comprometió ante el jefe de Estado argentino a no ceder frente a la presión de los intereses económicos internacionales ligados a Botnia y Ence. Asumió y dio una vuelta en el aire con esa promesa, en su primera semana de mandato. De manera que aquél desencuentro de Santiago de Chile marcó un camino sin retorno en un conflicto que se fue agravando y que exhibió a Kirchner haciendo la plancha. Lanzando alguna que otra advertencia a los manifestantes de Gualeguaychú, porque correspondía como gesto político para dentro del país y sobre todo hacia el exterior, y nada más. Desde Santiago de Chile hacia fines de 2006 sólo se escuchó hablar del tema al canciller Jorge Taiana; al jefe de Gabinete, Alberto Fernández; al ministro del Interior, Aníbal Fernández; a la titular de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Roxana Picolotti y a los habitantes de Entre Ríos. Perdón, Néstor Kirchner sí habló en 2006. Fue cuando Tabaré cometió un tercer grueso error, al ordenar la militarización de la zona de Fray Bentos. El presidente argentino bramó desde una tribuna el jueves 30 de noviembre último, en un acto organizado en San Andrés de Giles, al grito de: “No merecíamos semejante afrenta", a la vez que exigió a su par uruguayo que "rectifique ese error", para finalmente exclamar que "Argentina no es ni será un enemigo para Uruguay”. Aquí, en Buenos Aires, el diario Página 12, por citar un ejemplo, tituló ese error con un categórico: “Con los milicos no”. Son tres hechos concretos que dan validez a los dichos del vicegobernador, a cargo del Poder Ejecutivo entrerriano, Pedro Guastavino, quien en estas dos últimas semanas clave insistió en calificar a Tabaré como un intransigente, que no acepta el diálogo y reconocer este último martes, tras conocerse el fallo del Tribunal de La Haya, que “al presidente Kirchner no tenemos nada que reclamarle, al contrario, siempre estuvo del lado de los entrerrianos”. Ahora es tiempo de diálogo. Habrá que superar los condicionamientos que ponen ambos mandatarios. Va a ser necesario que los entrerrianos piensen en una posible tregua y que tal vez tengan que despejar puentes y rutas para que aflore el milagro de una cumbre de presidentes. Para esta etapa será vital, como dijo este último martes el ministro del Interior Aníbal Fernández, la intervención del mediador (facilitador) enviado por el Rey de España, Juan Antonio Yánez Barnuevo, quien vendrá por tercera vez a ambas orillas el viernes. Primero irá a Montevideo; luego, a Buenos Aires. El conflicto sigue abierto. Los gualeguaychuenses doblarán la apuesta en cuanto a nuevas medidas de protesta, además de los bloqueos. En La Haya deben seguir evaluando la cuestión de fondo, que tiene que ver con si Uruguay violó o no el Tratado del Río Uruguay de ’75. Pese a todo, debe buscarse la instancia del diálogo. Las crónicas marcan que Tabaré Vázquez tiene presiones enormes de la oposición fronteras adentro, allá en Uruguay. Tal vez por esas cuestiones intestinas de la política interna, haya sido el presidente del Uruguay quien, como señaló el mandatario interino de Entre Ríos, Pedro Guastavino, siempre eludió el diálogo sobre la base de contemplar la relocalización de Botnia. Fue otra vez Néstor Kirchner quien tomó la iniciativa, más allá de todo lo que se ha escrito, escribe y dice en sentido contrario en los medios del ámbito metropolitano, en nuestro país. La intervención de la Corte de La Haya fue iniciativa de la Argentina; la mediación de Yánez Barnuevo, también. La invitación a hablar en Chile, también. ¿Cuántas oportunidades más va a desaprovechar Tabaré? Fuente: Pedro Romero de Agencia Nova.