Domingo 13 de Mayo de 2007, 13:15

Los biocombustibles plantean un contexto favorable para la Argentina

| Los altos precios del petróleo, el agotamiento prematuro de las reservas mundiales y la concentración del recurso en puntos conflictivos del planeta incentivan el desarrollo de combustibles sustitutos. En el país las expectactivas están puestas en la soja porque puede ser utilizada para el desarrollo de biodiesel.

Los altos precios del petróleo, el agotamiento prematuro de las reservas mundiales Y la concentración del recurso en puntos conflictivos del planeta incentivan el desarrollo de combustibles sustitutos, contexto que favorecería a la Argentina en el desarrollo de biodiesel por su condición de productora de oleaginosas. En la Argentina las expectativas se centran en la soja como materia prima para ser utilizada como base de biodiesel tanto en el país como para exportar, pero pretende sumar un valor agregado a esta exportación primaria transformándola en aceite. Además de soja, el país es un importante productor de oleaginosas como girasol, colza y tártago, además de maíz y caña de azúcar que se utilizan para desarrollar etanol. Más allá de las expectativas que existen en torno al desarrollo de este tipo de energía alternativa, desde varios sectores surgen también voces críticas que advierten sobre el peligro que pueden representar una explotación indiscriminada de productos primarios que son sostén de la cadena alimentaria y el fuerte incremento en los precios que puede desencadenar la mayor demanda. Toda economía con crecimiento sostenible depende de una oferta diversificada de energía que ha de ser utilizada eficientemente y con la seguridad de que se renueve y de ningún modo puede estar como ahora atada a una oferta de combustibles fósiles no renovables. De allí que en los últimos años el desarrollo de fuentes de producción de energía basadas en recursos renovables vengan ganando un espacio importante entre los investigadores de los países centrales. Entre las motivaciones de ese reemplazo figura el recalentamiento de la atmósfera por la emisión de gases, fundamentalmente de hidrocarburos que lleva a ambientalistas a estimular el desarrollo de recursos sustitutos. Un referente fuerte de la defensa del medio ambiente es el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, figura central del Primer Congreso Americano de Biocombustibles que se realizó esta semana en Buenos Aires. Otra de las razones que alientan la búsqueda de otras altenativas energéticas es el temor de las economías más poderosas del mundo a un corte de suministro de petróleo y gas por parte de las principales naciones productoras, ubicadas fundamentalmente en Medio Oriente y centro de África. En Europa y Estados Unidos se destacan los avances hacia los biocombustibles, especialmente el biodiesel generado a partir de oleaginosas como soja, girasol, colza, palma o esparto y el etanol, a partir de maíz, caña de azúcar, remolacha y trigo. La Unión Europea se ha inclinado por el biodiesel, del que utiliza 75 por ciento y dejó 25 para el etanol. Pero la perspectiva del liderazgo mundial que presenta América latina en biocombustibles y energías renovables hacen que Estados Unidos y otros países centrales estén interesados asociarse con la región para desarrollar sustitutos de hidrocarburos. Así, en los últimos tiempos se ha visto que Estados Unidos y Brasil impulsan fuertemente el uso del etanol, en el caso del primero a base de maíz, y en el país sudamericano a partir de la caña de azúcar. Hace una década comenzó a desarrollarse en Ontario (Canadá) el BioOil, un combustible alternativo elaborado en base a biomasa residual (residuos celulósicos -madera, paja, corteza de árboles, trigo, vagazo de caña de azúcar y otros-). A diferencia de los biodiesel, el BioOil puede reemplazar en forma total al combustible de origen fósil, mientras que los primeros requieren de una mezcla con hidrocarburos (5 por ciento por litro). Tanto el biodiesel como el etanol están orientados al mercado de los combustibles móviles, mientras que el BioOil está dirigido hacia el mercado industrial, que en su mayor parte se encuentra sin explotar. Aunque la tecnología del hidrógeno y su utilización están en estudio es aún de incierta aplicación en el corto plazo; por el contrario las energías de origen solar, eólico, de aprovechamiento de residuos agrícolas e hidroeléctrica son las que están llamadas a ocupar un lugar importante en el abastecimiento en un futuro próximo. Fuente: Télam.