Lunes 18 de Junio de 2012, 10:30

Máximo Kirchner recibió el alta

| Una semana después de permanecer internado, Máximo Kirchner recibió este domingo el alta médica y abandonó el Hospital Austral. Durante los próximos siete días permanecerá en la residencia de Olivos, ya que deberá recibir antibióticos por vía endovenosa (a través de un catéter colocado en su brazo izquierdo).

El tratamiento por la artritis séptica, por la cual fue operado, incluye la toma de medicación hasta completar las cuatro o seis semanas, según su evolución. A partir de la tercera semana, el hijo de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner podrá tomar el antibiótico por vía oral. Los médicos creen que, dada su buena respuesta, cuando complete el mes ya no tendrá que seguir medicado. Ayer, Máximo Kirchner ya no necesitaba ni bastón ni muletas para trasladarse. Aunque lo hacía con cierta dificultad, podía caminar por sus propios medios. De aquí en más, también deberá seguir un tratamiento de fisioterapia. El médico presidencial, Luis Buonomo, no viajó con Cristina Fernández a Nueva York y Los Cabos y se quedó en Buenos Aires para supervisar su evolución. Como consecuencia de la operación, el hijo de la Presidente tiene dos puntos en la rodilla hechos en una microincisión, aunque apenas son perceptibles. El último parte médico dado a conocer por el Hospital Austral aseguró que Máximo Kirchner estaba en “buen estado general, afebril y sin dolor”. Según sus allegados, además, tenía muy buen ánimo. Los problemas de salud que terminaron con la intervención quirúrgica en su rodilla habían empezado muchos días antes con un cuadro gripal. Durante la recuperación de la gripe, Máximo sufrió de diverticulitis. Sin embargo, los expertos consideran que lo más probable es que la causa de la artritis haya estado relacionada con el compromiso respiratorio. Los dos cuadros, el gripal y la inflamación e infección, ya habían sido superados por Máximo al momento de su internación (el domingo pasado). En el Hospital Austral no se registró un gran despliegue de seguridad, sólo dos custodios en la puerta de la habitación y otro más en la entrada del sanatorio. A diferencia de la internación de Cristina Fernández, cuando una puerta de blindex aislaba el ala del piso que ocupó, en los cuartos contiguos al de Máximo no se restringió el ingreso.