Jueves 29 de Marzo de 2012, 10:10

Se duplicó el precio de la yerba

| La escasez de yerba mate que venía afectando a las provincias comenzó a sentirse en los supermercados porteños, donde el precio por kilo aumentó entre 40 y 100 por ciento en el último mes, dependiendo de las marcas.

Algunos comercios porteños, incluidos supermercados chinos y grandes cadenas extranjeras, comenzaron a racionalizar la venta y sólo permiten la compra de hasta dos paquetes de medio kilo o uno de un kilo por persona. Las empresas que procesan y envasan el producto redujeron al mínimo la entrega en protesta contra un aumento del 90 por ciento para el precio de la hoja verde y del 110 para la canchada (secada), lo cual encareció sus costos. Aunque, si bien protestan, los empresarios no dudaron en trasladar la suba de costos al precio que pagan los consumidores en las góndolas, por lo que el kilo de yerba mate aumentó entre un 40 y un 100 por ciento en marzo, según las diversas marcas. La suba de la hoja verde y la canchada fue autorizada por el Ministerio de Agricultura, y la Secretaría de Comercio Interior dio luz verde a la suba de los precios del producto empaquetado, pero sólo de entre el 4 y 9 por ciento, muy inferior al alza registrada. El eslabón de la molinería, último proceso antes del empaquetado, se queja de haber quedado en el medio, con más costos y sin posibilidad de transferirlos, por lo que si se les autoriza una suba de sus precios, el costo de la yerba en las góndolas subirá aún más. El gerente de la Cámara de Molineros de Yerba Mate de la Zona Productora (Cmymzp), Roberto Montechiesi, indicó que si no se aplica una suba del precio a la salida del molino, muchos pequeños productores desaparecerán. Analizó que "el costo de la yerba a salida de molino debe estar entre 10,80 a 13 pesos por kilo". La manufacturación de la yerba mate está muy concentrada y pocas empresas deciden cuáles serás las tendencias del sector: unos 130 molinos producen el 20 por ciento del producto en el país, y 10 fabrican el 80 por ciento. En medio de esa disputa entre los actores de la cadena de comercialización, la escasez comenzó a sentirse en los supermercados porteños, al igual que en comercios de otras grandes ciudades como Córdoba, Rosario, Resistencia, Corrientes, Santa Fe y Mendoza.