Jueves 29 de Junio de 2006, 10:54

TENSIÓN FRENTE A LA CASA ROSADA

| Una caravana de dirigentes radicales encabezada por Raúl Alfonsín intentó colocar ayer una corona de laureles en homenaje a Arturo Illia en la Casa Rosada, pero la seguridad de la sede gubernamental se lo impidió.

El insólito hecho provocó un cortocircuito entre el Gobierno y la UCR, que llevó al presidente Néstor Kirchner a invitar a Alfonsín a un acto en el que tenía previsto reivindicar a Illia, pero el caudillo radical se excusó, según revelaron fuentes partidarias. Tras el incidente, Alfonsín recibió sendos llamados del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y del ministro del Interior, Aníbal Fernández, agregaron las fuentes consultadas por la agencia Noticias Argentinas. "A 40 años del derrocamiento de Illia, venimos sencillamente a depositar una corona de laureles y no podemos hacerlo a nuestro gusto, pero vamos a dejarla acá (afuera de la Casa Rosada) para recordar lo que significó el radicalismo y el ejemplar gobierno de Illia para la democracia", exclamó Alfonsín. El caudillo radical hizo estas declaraciones luego de que le fuera negado el paso hacia el Salón de los Bustos de la Casa de Gobierno. Apostados sobre el vallado que da a la calle Balcarce, los dirigentes que acompañaron a Alfonsín ya habían comenzado a entonar la marcha radical para ejercer presión sobre la custodia ubicada frente a la entrada de la Casa de Gobierno. Las señales de que ninguna estrategia iba a ser suficiente no tardaron en llegar y las palabras del reponsable de seguridad fueron contundentes: "no van a poder pasar. No están autorizados", dijo. Atónitos ante la respuesta, la dirigencia nacional y bonaerense del centenario partido estalló de inmediato en una ola de críticas hacia el presidente Kirchner, que se basó en la denuncia sobre el "falso pluralismo" de su administración. "No nos han dejado entrar, pero Illia sigue viviendo en nuestros corazones", gritó el presidente del Comité Bonaerense de la UCR, Carlos Gorosito, hacia sus correligionarios, para despertar entre ellos furiosos gestos de desaprobación. En la misma línea se manifestó la secretaria general del radicalismo, Margarita Stolbizer, quien consideró en diálogo con la agencia Noticias Argentinas que el impedimento al ingreso a la Casa Rosada fue "una muestra más de la clara intolerancia y el autoritarismo del Presidente". "El mismo Kirchner debería protagonizar activamente un acto de reivindicación del Gobierno democrático destituido por la dictadura y no negarse a que siquiera se pueda hacer una ofrenda floral. Nosotros hoy estamos no solamente reivindicando un Gobierno radical, sino por sobre todas las cosas repudiando el golpe del ´66", explicó la dirigente bonaerense. Voceros de la Secretaría General de la Presidencia reconocieron a NA haber recibido días atrás un pedido del Comité Bonaerense de la UCR para ingresar en la Casa Rosada a depositar una ofrenda floral sobre el busto del ex presidente Illia, aunque señalaron que el pedido "nunca" fue respondido. Más allá del mal entendido, lo cierto es que la relación entre el presidente Kirchner y Alfonsín se mantiene tirante, sobre todo desde que el caudillo radical se puso al frente del operativo por la candidatura presidencial del ex ministro Roberto Lavagna. De hecho, el último encuentro entre ambos -y la última vez que Alfonsín ingresó a la Casa Rosada- se produjo hace más de un mes, en ocasión de una audiencia formal para el anuncio de obras públicas para la cuidad de Chascumús, de donde el ex presidente es oriundo. El acto de homenaje por los 40 años del derrocamiento de Illia a manos de la denominada "Revolución Argentina" de Juan Carlos Onganía había comenzado más temprano, con una misa oficiada en la Catedral metropolitana. Desde allí Alfonsín y sus acompañantes marcharon en caravana hacia la Casa Rosada para depositar una corona de laureles con la leyenda "Arturo Illia, mártir de la democracia", que buscaba homenajear al ex presidente radical. Claro que, luego de varios minutos de tensión, la ofrenda quedó clavada frente al vallado metálico que rodea la Casa de Gobierno, ante el desconcierto del personal de seguridad que custodiaba la zona. Fuente: NA.