Viernes 3 de Marzo de 2006, 10:19

U2 SE DESPIDIO DE ARGENTINA

| La banda integrada por Bono, The Edge en guitarra, Adam Clayton en bajo y Larry Mullen en batería, volvió a mostrar ayer todo su talento y energía al despedir en vivo de la Argentina ante más de 65 mil personas reunidas en River Plate para el último de sus shows en esta su segunda visita.

Conmocionando nuevamente Buenos Aires los U2 arrancaron su segundo show a toda energía con la canción "City of Blinding Lights" que la banda dedicó a Nueva York como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre, y que recuerda como se veía esa ciudad hace 20 años cuando estos cuatro irlandeses desembarcaron. Luego la banda interpretó "Vértigo", el primer single de su último álbum "How to dismantle an atomic bomb", durante el cual Bono mostró su gran manejo de la escena al interactuar con el público que coreaba el "uno, dos tres, catorce" y el "hello" que la canción repite en algunas de sus estrofas. Luego la banda interpretó "Until the end of the world" incluido en "Achtung Baby" (1991) y el antiguo clásico "Día de año Nuevo", en el que The Edge se lució en el manejo del piano. Los más agraciados para este show, fueron los 4.000 fans ubicados en el "Golden Circle", especie de corralito ubicado al pie del escenario, en el que la banda decidió que se ubicaran aquellos mientras de la audiencia que hacía cola desde el miércoles. Los U2 estuvieron precedidos por los escoceses de Franz Ferdinand, que en una hora y minutos, justificaron el calificativo de "última gran banda nueva" con el que los bautizó la critica especializada británica. La gente que asistió a la presentación a solas de los Ferdinand en el Luna Park y a los dos shows de U2, pudo disfrutar de una de las bandas en alza en su mejor momento en la escena rockera actual. En sus presentaciones, U2 mostró todas sus caras musicales, le dio paso a su lado hitero con "Vértigo" y "Beautiful Day", a su lado político con "Sunday Bloody Sunday", "Pride" y "Miss Sarajevo", su lado romántico y sentimental con "With or whitout you" y "All want is you", y su lado más electrónico con "Elevation", "The Fly" y "Zoo station". Pero como corresponde a una banda grande, la puesta en escena fue clave en estos dos días, a pesar de que en esta oportunidad la escenografía fue más austera que en 1998, ya que no están más la M y el limón gigantes, los centenares de pantalla, el arsenal tecnológico y lumínico que los U2 usaban en el Pop Mart. Bono apenas si se cambia de ropa en esta ocasión, el escenario de 25 metros de profundidad y 60 de ancho, esta cerrado por una serie de paneles plateados que se convierten en una gigantesca pantalla que se suma a las cuatro ubicadas a los costados. Dos de esa pantallas miran al campo, una tercera a la platea San Martín y la restante a la general Belgrano, mientras que los watts de potencia del sonido salen de enormes paneles ubicados a los costados del escenario, que están pintados de rojo y negro, los colores predominantes en el arte de tapa de "How to dismantle an atomic bomb". Un público diferente al que la semana pasada se dio cita en River Plate para ver a los Rolling Stones, se reunió miércoles y jueves para ver a los irlandeses, y al igual que ya ocurrió debieron hacer cola para entrar al estadio, aunque en este caso la organización corrigió los errores cometidos, y el ingreso fue muy rápido. Será por el carisma de Bono o por el parecido con Dolph Lundgren -el Ivan Drago de Rocky IV- que tiene el baterista Larry Mullen, pero el público de U2 es mayormente femenino. En algo deben haber ayudado los Franz Ferdinand, los chicos más glamorosos del pop británico- que en apenas tres días en Buenos Aires, han cosechado muchos suspiros y otras cosas, prodigadas por las féminas. La presencia femenina es tal, que la proporción podría medirse tranquilamente como de 6 a 4 con los hombres, pero además, las chicas prescindieron de la ropa cómoda, que se recomienda llevar a los recitales. En las plateas General San Martín y Belgrano, algunas chicas dieron señal de haberse "tirado encima el ropero", por que lucían su mejor ropa, esa que resaltaba si figura, sin importar el calor de la ciudad.