Viernes 16 de Septiembre de 2005, 12:45

Un recuerdo que se transforma en una esperanza

| Ex trabajadores y funcionarios esperan que el ferrocarril regrese a recorrer la provincia de Corrientes de punta a punta. ¿Qué pasa en Entre Ríos?

El Correntino” era el nombre del tren que unía a las ciudades de Corrientes y Monte Caseros, pertenecía al ramal del ferrocarril nacional General Urquiza, y se llamó así a partir de la nacionalización de los trasportes terrestres que en 1949 hiciera durante su gobierno el presidente Juan Domingo Perón. Anteriormente ese ramal que unía a la Capital correntina con la Central Federico Lacroze pertenecía a firmas inglesas y estaba constituida por tres empresas: El Nordeste Argentino (FNEA) en el tramo de Corrientes hasta Concordia; el Ferrocarril Entre Ríos (FEA) desde Concordia hasta Ybicuí Holt; y el último tramo se denominaba Ferrocarril Central Buenos Aires (FCBA) desde Ybicuí Holt hasta Federico Lacroze. “El Correntino” cubrió ese recorrido hasta 1993, año en que pasó el último tren de pasajeros con destino a Buenos Aires, pero el llamado de su silbato aún suena para muchos y hoy septiembre de 2005 se lo “escucha” con más claridad y con las esperanzas de que retorne para beneficio no sólo de los pasajeros o turistas sino para insuflar la vida en muchos pueblos que durante años fueron olvidados y hasta abandonados. El dinamismo que les diera el tren como transporte barato nunca fue igualado a pesar de las rutas asfaltadas y de los modernos medios que intentaron reemplazarlo. Empresarios argentinos que actualmente administran el ferrocarril “El Gran Capitán”, que une la ciudad de Posadas con Buenos Aires, han realizado un estudio de factibilidades y estiman que el regreso del tren por las vías correntinas es posible. En tanto el gobierno de la provincia lo cree necesario y apoya esa iniciativa y por último lo más importante es que las comunidades a lo largo del recorrido Corrientes-Monte Caseros lo quieren, lo necesitan y además lo reclaman. [u]La vida en la vía[/u] A lo largo de sus vías, las vidas transcurrieron por generaciones. Timoteo Retamozo, jubilado ferroviario que vive en Saladas recordó que se trabajaba 12 horas sin francos de domingos ni cobros por horas extras “cuando el tren eran de los ingleses”. Retamozo se inició a los 16 años como practicante telegrafista en Estación Saladas, luego fue trasladado a Ybicuí Holt como telegrafista en el ferry que unía a Entre Ríos. Allí operaba dos aparatos de telegrafía con ambas manos y al unísono, “el trabajo era agotador”, relató Retamozo. “Por entonces, 1948, corría la voz de que se nacionalizarían los trenes y que nos otorgarían el beneficio de 8 horas de trabajo, el franco semanal del domingo, dos aguinaldos por año y la obligatoriedad de pagar las horas extras, algunos creíamos pero los opositores del gobierno decían que eran mentiras, como ahora hay descreídos de que el tren regrese, pero yo tengo esa esperanza y quisiera verlo a mis 75 años” comentó. Otra historia que la tiene muy grabada es la ocurrida cuando aún se desempeñaba en el ferry. Retamozo rememoró que cuando llegó el informe por el telégrafo de que “el Presidente Perón y la señora Evita llegarían en el tren presidencial, se ordenó todo para hacer un servicio rápido y eficiente. Todos estábamos ansiosos por verlos y también muy nerviosos y quizá por eso se realizó una mala maniobra y el vagón del presidente descarriló apenas ingresado al ferry, fuimos con el Jefe de estación Curbales Reiter a disculparnos por el contratiempo, eran las 9 de la mañana de un día fresco pero todos sudábamos, él nos recibió junto a Evita en la plataforma de su vagón y nos dijo: 'Son cosas que pasan compañeros, no se aflijan'; y después nos conversó largo. Sabía del ferrocarril tanto o más que nosotros, ella permaneció callada y al despedirnos nos sonrió ¡que linda era!”. Muchos memoriosos de Saladas también recuerdan que en la empresa Pindapoy existía un desvío en las vías para llegar a los galpones donde se cargaban de 20 a 25 vagones con 45 toneladas cada uno de frutas cítricas. Hoy Saladas posee escasamente nueve remises, Pindapoy ha desaparecido y el servicio de colectivos de pasajeros de media distancia es deficiente, los minibús “puerta a puerta” intentan paliar el déficit que va en aumento. “El tren es necesario” es la opinión del intendente de Saladas, Ricardo Luis Bacigaluppe, lo mismo opina Juan José Acevedo, intendente de San Lorenzo. En tanto Martin Jetter, intendente de Riachuelo afirma: “Si contáramos con el ferrocarril podríamos mejorar todas las calles del pueblo, hoy traer la piedra desde las canteras de Felipe Cofre por ruta tiene un costo imposible de afrontar, además el ganado en pié para el Frigorífico Tomás Arias tendría un costo de transporte muy bajo y todos ganaríamos”. En Corrientes todos esperamos el regreso de “El Correntino” y el sonido triunfal de su silbato. Colaboración: Abelardo Rojas Maffei (Diario Epoca) [email protected]