Jueves 21 de Mayo de 2009, 12:10

Una argentina en el techo del mundo

| La neuquina Mercedes Sahores, de 34 años, que un mes y medio atrás inició casi de improvisto la expedición al Everest por Nepal, logró la cumbre más alta del mundo junto a Damián Benegas, un guía de montaña de Bariloche, y dos norteamericanos, Eugene Rehfeld (63) y Jonhy Collinson (17).

"Parece que falta poco", escribió Mercedes Sahores en un blog el jueves pasado, y cuatro días después se convirtió en la primera mujer argentina en hacer cumbre en el monte Everest, a 8848 metros sobre el nivel del mar. La hazaña emocionó a todos. El lunes pasado, cerca de las 21, el timbre del teléfono de los Sahores, en Neuquén, transportó la alegría de Mercedes: "¡Llegamos, llegamos. Estamos en la cumbre y hay un sol espectacular!", le dijo a Luis, su padre, que estaba del otro lado del teléfono. Se entendió poco por las interferencias de la conexión desde un teléfono satelital con el que contaba la expedición. Pero a Luis le bastó para sentir la emoción del logro de su hija. También el andinista barilochense Sebastián de la Cruz, que ascendió el monte K2 en el Himalaya (a 8611 msnm), la montaña más alta del mundo después del Everest, dijo a La Nación: "es excelente lo que lograron, me saco el sombrero por ellos. Mercedes participó en muchas carreras de aventura y después se involucró en el montañismo. Es una fanática. Siempre va en busca de sus límites". Mercedes es bióloga y su pasión por las aves y los deportes de aventura la llevaron a mudarse desde su Neuquén natal a Bariloche hace siete años. También Damián, de 40 años, optó por vivir en la ciudad de los lagos tiempo atrás. Viene de una familia de andinistas y comparte expediciones con su hermano mellizo Guillermo, que lleva más de cincuenta ascensos al Aconcagua y ocho al Everest. Damián es uno de los guías de montaña más experimentados, trabaja como guía y en varias oportunidades lideró grupos de ascenso de turistas al Everest. El ascenso fue lento. La expedición de los dos patagónicos tardó cerca de un mes y medio en llegar a la cumbre, debido a que durante un tiempo se debe realizar una tarea de ascensos y descensos para "aclimatarse", un modo de acostumbrar el organismo al oxígeno disponible y favorecer la distribución en las células. Hasta mediados de marzo, Mercedes tenía planeado viajar a Perú, pero un llamado de Benegas y su hermano le hizo cambiar de destino. Sus ahorros del trabajo en la temporada frutícola, un aporte familiar y el respaldo de una empresa de indumentaria de montaña le permitieron costear la expedición, que emprendió el 30 de marzo último, al volar desde Buenos Aires. La travesía comenzó en Kathmandú con un paseo turístico, hasta que emprendieron vuelo a Lukla, y de allí a Namche (3400 msnm). Los relatos de las caminatas por senderos floridos y otros boscosos a orillas del río Dudh Kosi fueron las primeras narraciones de Mercedes en el blog donde comenzó a escribir sus impresiones hasta el día en que llegó a la cumbre. El grupo inició allí su caminata hasta el campamento base en Lobuche, mientras que porteadores trasladaban las provisiones y el equipamiento para el ascenso. Durante abril realizaron caminatas hacia los campamentos de mayor altura "para aclimatar un poco", contó Mercedes. "Esa primera noche en el campamento II fue un poco dura para todos. Dolor de cabeza, te cuesta respirar, no dormís...", relató días más tarde al regresar nuevamente al campamento base, después de haber soportado fuertes vientos y temperaturas de hasta -15ºC. La semana pasada el grupo ya tenía todo planeado: comenzar el ascenso al campamento II el viernes 15; luego tomar un día de descanso para seguir el domingo a un campamento superior, donde dormirían con oxígeno. Luego seguir hasta el campamento IV y, esa misma noche del lunes [domingo aún en la Argentina], emprender la travesía hacia la cumbre. Según estimó Mercedes, el día en que su grupo llegó a la cumbre también lo harían 50 andinistas más, y el día anterior otros tantos. Los expertos recomiendan no quedarse más allá de media hora en la cima. Por eso, el descenso se emprendió rápido hasta el primer campamento desde la cumbre y desde allí comenzaron a bajar para estar pronto de vuelta en la Patagonia. Fuente: AIM.