Lunes 15 de Enero de 2007, 10:55

VALLENARI NUEVAMENTE CAMPEÓN

JESÚS MARÍA | Este año, la sintonía entre jinetes y público alcanzó niveles impensados. Sin sorpresas quedaron consagrados los nuevos campeones de jineteada del 42 Festival Nacional de la Doma y Folclore de Jesús María, entre ellos el entrerriano Agustín Vallenari, oriundo de General Galarza, Departamento Tala, fue el mejor en la categoría Crina limpia y retuvo el título.


Impecable. Así podría calificarse la 42» edición del Campeonato Nacional de Jineteada, dado que no le faltó nada. Porque así como era un hecho que asistirían los mejores jinetes del país, el nivel que ofrecieron las 18 tropillas resultó clave para que el espectáculo se convierta en algo fantástico. Fue en el puntaje general donde más se notó el salto que habían pegado los reservados respecto a la edición pasada. Amén del celo con que actuó el jurado, que Agustín Vallenari haya acumulado 81,60 en el promedio general, que por lejos supera los 50 y tantos que sumó un año atrás, se constituyó en muestra evidente de que los bichos fueron rendidores. [b]Mariano Gñasso[/b], peón de estancia en su Juan Bautista Alberdi natal, hizo todo y un cachito más para que nadie en sus cabales le pueda cuestionar su flamante título de campeón en Bastos con encimera. De puro corajudo, [b]Ramón Córdoba[/b] se coronó como el mejor de los 25 jinetes que compitieron en la elegante categoría Gurupa sureña y [b]Agustín Vallenari[/b] se pudo dar el gusto de retener el título de campeón en Crina limpia, para muchos la más difícil de las categorías. Y lo hizo a su modo: sin regalar nada, dando espectáculo. Porque si alguien hace memoria, no se recuerda una noche en que este joven de 26 años, nacido en General Galarza(Entre Ríos), haya salido a jugarse la parada a dos manos. A puro garrón y rebenque fue construyendo su propio sueño. De impecables bombachas negras y camisa blanca, Vallenari cautivó al público de paladar negro y al jurado, que premió semejante muestra de decisión y coraje con los puntos que necesitaba para seguir siendo el rey por segundo año consecutivo. Pero fue luego de arrancarle los mejores corcovos a La Pulga (un gateado mas malo que la peste) que el estadio lo aplaudió. Tras secarse las lágrimas, no tuvo empacho en asegurar que eran dos los que jinetearon: él y Antonio, un hermano ya fallecido. De allí el gesto de señalar al cielo cuando bajó la catarata de aplausos. También lo emocionó ver cómo Ramón Córdoba se mandaba una jineteada de aquellas. "Sé que compito contra el caballo, no contra los jinetes. Por eso es que, pese a estar contento, también me siento mal por los que no llegaron", aseguró quien de niño jineteaba vacunos y recién a los 15 años comenzaron a gustarle los caballos. "Es cierto, no me gustaban las jineteadas hasta que llegaron a mi casa Retamar y González, dos señores jinetes. Fue viéndolos a ellos que comenzó a gustarme una actividad que ya la llevó como profesión. Hago algunas otras cosas, como la compra y venta de caballos de polo, pero por ahora éste es mi principal modo de vida", cerró. Fuente: diario La Voz del Interior.